¿Quién para los jóvenes?

Abelardo Medellín Pérez

Sobre los jóvenes San Juan Bosco decía que no los hay malos, sino mal orientados; partiendo de esta idea, vale la pena reflexionar sobre el tipo de contexto y oportunidades que guían el futuro de los jóvenes de San Luis Potosí. Decir que los jóvenes en nuestro estado pasan por una situación adversa, es quedarse corto y los ejemplos que vemos en la realidad son mucho más que desalentadores.

El último año, ha sido marcado por diversos hechos donde se han visto involucrados jóvenes y que demuestran lo peligroso que resulta el no haber atendido problemáticas públicas como las que afectan a la seguridad, el estado de derecho, la procuración de justicia o la promesa incumplida de la prevención.

Con cada mes que pasa, vemos como ciudadanos horrorizados cómo se suman cada vez más y más los incidentes en que los jóvenes son las víctimas y sus condiciones el victimario. Esta sorpresa involuntaria y preocupación inmediata al saber que un joven es lesionado o pierde la vida, no significa que con la edad se pierdan los motivos para ser compadecido; en realidad parece afectarnos por reconocer en cada víctima un potencial truncado, una vida interrumpida antes de la mitad, una conciencia cegada antes de despertar su plenitud.

Sí, el culpable es el sistema, pero los responsables se han dedicado a abandonar culpas de adelante hacia atrás con tal cinismo que familiares, víctimas colaterales y amigos, ya no saben a quién rogar por ayuda. Decenas de afectados indirectos forman filas para pedir justicia y la autoridad al frente del estado les dice que “esto viene de antes, pero lo solucionaremos”, justo antes de no solucionar nada.

Y con tantas ganas de voltear al pasado desde el poder y tan pocas respuestas adecuadas para las víctimas, cabe preguntarnos: ¿Quién está para los jóvenes?

¿Quién estará para Leonardo?, joven del altiplano que perdió la vida en un incidente de tránsito en el cual estuvo involucrado un integrante de la Guardia Nacional a quien se le ha detenido hasta un año después. Quién le dirá a Leonardo que la justicia tardó y tuvo que salir su familia a exigir la resolución del caso al gobernador. Quién le explicara al jóven abogado, hoy ausente, que para la impartición de Justicia se requiere patear primero el avispero, que no bastó con el homicidio incidental que le arrebató la vida.

¿Quién le dirá a Juanito, joven de Matehuala asesinado con arma blanca, que hace falta en su casa donde hoy sus familiares y amigos aún se reúnen para pedir que se esclarezca el caso?, ¿quién le dirá que su muerte fue un tragedia que tiñó de rojo a la ciudad, tinte que prevalece en tanto no se dé con el responsable?

¿Quién estará para recordar lo que le sucedió a Sua Jocsan Marín, joven capitalino cuya vida fue atentada por asaltantes sin rostros y fue el prejuicio de la autoridad municipal el que evitó que la mantuviera?, ¿quién condenará el peligroso modelo de atención de la policía dirigida por un policía y quién saldrá a aceptar que fue el cuchillo y las omisiones lo que le arrebató la vida al joven de 24 años?

¿Quién le asegura a Santiago, menor que decidió trabajar en un negocio de Subways y fue atacado, que su entorno dejará de ser violento? Quién le puede dar garantía de que su caso fue un hecho aislado, si en un San Luis Potosí cada vez más sanguinario, lo más aislado son los días de paz. Quién le mentirá al decir que “esto no puede volver a pasar”, para después llenar los boletines policiales con casos de campañas violentas en plena calle, a plena luz del día.

¿Quién estará para explicar con detalle, atención y paciencia que el sistema de Estado al que pertenecen estos jóvenes, les falla todos los días de forma anónima y alevosa?

Quién le dirá a los jóvenes del interior del estado que la Tarjeta Cumplidora que se distribuyó entre universitarios durante la campaña del 2021 era una violación a la ley a la que se les invitaba a participar. No distinta a la leva o el reclutamiento del crimen organizado, solo que esta era una invitación a un tipo de crimen que sucede al amparo de quien debería evitarlo: los partidos mismos.

Quién estará para avisarle a los estudiantes de la UASLP, que el estado le debe dinero a la universidad donde tantas facultades carecen de insumos, materiales y espacios; quién, para decirles que su rectoría todos los días elige la “paz política”, por encima de lo que por ley le corresponde. Quién, para comentarles que su rector, prácticamente, paga por ser sumiso.

Quién saldrá y dará la noticia, de que el gobernador de este diverso estado ya no quiere profesionistas que no sean ingenieros.

Quién les informará, que su gobierno los invita a ser carne de cañón en una Guardia Civil Estatal, pero también a formar parte del campo laboral, solo si esto significa trabajar en la zona industrial, ocupando jornadas inclementes que sirven para producir más futuro desperdicio y crecer los números imaginarios de Desarrollo Económico. Quién aceptará que la vocación de las ciencias sociales, las artes y el deporte ya no son válidas ni se justifican para este gobierno.

Quién les advertirá, que sucursales de la vergüenza Nacional, como el Partido Verde Ecologista de México, ya han aceptado que la juventud, de cara a la elección del 2024, no son agentes de cambio, como se les prometió, sino solo un jugoso botín electoral que se buscará explotar ante su desorganización, inexperiencia y desinterés. Quién despertará a la juventud y les pondrá frente a un espejo; quién les mostrará que su potencial de cambio no vale los conciertos gratis, los compromisos precarios o los programas sociales optimistas y vacíos.

Las injusticias cometidas contra la juventud, calan hondo porque, de alguna manera, todos sabemos que lacerarlos a ellos es obstaculizar la oportunidad de un futuro mejor. Si no comenzamos a construir políticas públicas, propuestas, candidaturas, reformas, estrategias, programas y mañanas a través del enfoque joven, les habremos fallado. La urgencia está ahí, nos toca a todos, jóvenes y adultos. Si no somos nosotros ahora, ¿entonces quién?

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

Skip to content