Por Victoriano Martínez
¿Cuánto le cuesta a los potosinos que el alcalde Enrique Galindo Ceballos esté dedicado a darles atole con el dedo en lugar de efectivamente dedicarse a resolver los problemas de la ciudad? De acuerdo con el presupuesto de egresos, 52 millones 995 mil 924.15 pesos. De acuerdo con sus ofensivas campañas publicitarias, el monto se vuelve difícil de calcular.
El costo de su primer informe de gobierno, que hoy da a conocer Carlos Rubio, deja ver con claridad las prioridades del alcalde: el culto a la personalidad cueste lo que cueste y el cultivo de sus relaciones selectivas según con quién quiera quedar bien, que se tradujo en una edición de lujo de su informe con tan sólo 300 ejemplares, a razón de mil 856 pesos cada uno.
Dedicar casi 53 millones de pesos del presupuesto a “servicios de comunicación social y publicidad” no parecen bastarle para alimentar su ego por la vía de una presencia en campañas publicitarias que a todas luces resulta notorio que su costo supera esa cantidad, sino que en lugar de actos de gobierno protagoniza actos de un pretendido lucimiento que lo llevan hasta el ridículo.
Tan solo en los primeros nueve meses del año, al Ayuntamiento realizó pagos por concepto “publicidad ayuntamiento” por un acumulado de 43 millones 564 mil 980.23 pesos, correspondientes a servicios prestados por medios de comunicación. Un promedio de 4 millones 840 mil 553.36 pesos mensuales.
Se trata de la suma de los pagos emitidos que se reportan en la relación de egresos que presenta en la Plataforma Estatal de Transparencia, actualizados presuntamente por un error de “doble contabilidad” pero que, en esta nueva versión, aún presenta huecos de información con números de folio repetidos y otros no incluidos, es decir, pagos ocultados.
Si se toma en cuenta que en el presupuesto aprobado para “difusión por radio, televisión y otros medios de mensajes sobre programas y actividades gubernamentales” fue de 33 millones 609 mil 216.27 pesos, en sentido estricto ya se excedió de lo programado por 9 millones 955 mil 763.96 pesos.
El exceso no sólo está en gastar más de lo presupuestado específicamente para su publicidad, sino que todos los eventos los organiza con el fin de proyección de imagen, y el ejemplo más burdo es el informe de gobierno: 4 millones 232 mil 112 pesos derrochados para un lucimiento personal que de ninguna manera cumple con un verdadero informe a la población.
Para colmo, menos de un mes después el alcalde anti-ciclovías se disfrazó de ciclista para exhibirse junto a Nairo Quintana, de quien –para su mala suerte– el Tribunal Arbitral du Sport (TAS) confirmó la resolución de la Unión Ciclista Internacional (UCI) que lo sancionó por hacer trampa el pasado mes de julio en la Tour de Francia al consumir tramadol.
¿Qué prefieren los potosinos? ¿un alcalde que coordine de manera eficaz la ejecución de soluciones a los problemas de inseguridad, de escasez de agua, de movilidad y de los baches sin que se note su presencia?, ¿o uno que se asuma como ajonjolí de todos los moles, pague gacetillas para aparecer en engañosas “notas periodísticas” y se disfrace de barrendero o pintor de brocha gorda?
Desde que los alcaldes confunden su elección con una designación como precandidato a otro cargo (con sus corazoncitos que laten por la gubernatura), priorizan de tal manera sus aspiraciones que no se dan cuenta que exhiben de tal manera lo inútiles que son al derrochar el erario en pretender convencer a la población, a golpe de publicidad, que son lo mejor que le pudo pasar a la ciudad.
La inseguridad, la escasez de agua, los baches… son expresiones que resuenan mucho más que la publicidad que queda reducida a un ofensivo derroche del erario que se anula con más de ocho de cada diez potosinos que viven con miedo, decenas de colonias que reclaman agua, y el constante coraje que viven los automovilistas cada que caen en un bache.