Por: Eduardo Delgado
Luego de permanecer encarcelado más de ocho meses, acusado de abuso sexual y de cuyo delito fue absuelto, el presbítero José de Jesús Cruz Rodríguez, mejor conocido como “Padre Chuy”, volvió al pulpito el pasado miércoles como párroco en la iglesia de la comunidad rural “El Tepetate”, en el municipio de Villa de Arriaga, cargo que le fue conferido por el arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero.
Su aprehensión, en agosto de 2014, motivó la movilización de miles de simpatizantes, que le atribuyeron su captura al ex Secretario General de Gobierno, Cándido Ochoa Rojas y al titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Miguel Ángel García Covarrubias.
Para así distraer la atención entorno a la pasividad de Gobierno del Estado respecto caso del presbítero Eduardo Córdova Bautista, al que cuatro meses antes le imputaron el abuso sexual contra un número importante de niños. Por esa razón al “Padre Chuy” lo consideraban “chivo expiatorio”.
El vocero de la arquidiócesis, Juan Jesús Priego Rivera, recordó que cuando fue detenido el cura, originario del municipio de Salinas, San Luis Potosí, “quedó suspendido a cautelam, mientras se investigaba si realmente tenía fundamento esa acusación”.
Expuso que a la par de su excarcelación, el pasado 30 de abril, se confirmó que tras la acusación promovida por un joven que lo acusó de abuso sexual “hubo dolo, pues se encontraron más de 20 contradicciones en el proceso”, expuso.
Tras su excarcelación y después de que hace mes y medio salió del reclusorio “La Pila”, Cruz Rodríguez fue designado párroco de la comunidad “El Tepetate”, donde reanudará su ministerio sacerdotal, dijo el vocero de la institución católica.
Explicó que el joven que acusó al “Padre Chuy” nunca acudió a las oficinas del arzobispado para acusarlo. De haberlo hecho, precisó, “habría que esperar la resolución del juicio del tribunal eclesiástico”.
Priego Rivera destacó que esto favorece a la institución religiosa porque “quedó al descubierto el dolo y nos hace ver que hay personas dispuestas a todo con tal de vernos en la cárcel; incluso a la institución hay quien querría verla destruida y no se puede, pues ni nosotros mismos podríamos acabarla”, añadió.