Texto y fotografías de Fernanda Durán
Como cada año, la unidad, protección y seguridad entre mujeres se hicieron presentes en la marcha de conmemoración en Rioverde y Ciudad Fernández por el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Cada vez más niñas, adolescentes y madres acuden para exigir atención a sus denuncias, justicia para las mujeres víctimas de algún tipo de violencia de género y desaparecidas.
Los preparativos con carteles, pancartas y denuncias para conmemorar este día en la zona Media se realizaron a lo largo de la semana, para que este viernes todo estuviera listo de la mano de la Colectiva Libres y Sororas.
A partir de las 16:00 horas comenzaron a arribar a la plaza principal de Ciudad Fernández las familiares de víctimas y de mujeres desaparecidas; las madres con sus bebés en brazos o acompañadas de sus pequeñas, de sus amigas, así como maestras y alumnas; todas juntas motivando unas a otras a participar, pues algunas acudían por primera a estas manifestaciones.
En su intervención en el municipio de Ciudad Fernández, las mujeres policías simplemente observaban como las manifestantes colocaban en las paredes del Palacio Municipal las fichas de búsqueda, entre ellas: la periodista Adela Alcaraz López desaparecida en 2012, cuya búsqueda fue reactivada en agosto pasado, casi 11 años después; Diana Monserrat González Tristán, joven de 19 años de edad originaria del municipio de Ciudad Fernández, vista por última vez el 15 de abril de 2023; Alondra Araceli Valle Mejía, de 21 años de edad, desapareció en el municipio de Ciudad Fernández el 6 de abril de 2023; además de Patricia Iraheta, Yatzell Morazán y Tania Chavarría, desaparecidas el 7 de noviembre de 2022 en un bar de la misma localidad.
Además, se colocaron los ya conocidos “tendederos” en los que fueron evidenciados diversos hombres por algún tipo de abuso.
A las 17:00 horas, en un camino de tres kilómetros sobre la avenida Centenario, el grito de la sororidad comenzó con decenas de mujeres que se unieron en el camino bajo las consignas “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”, “No estás sola, aquí está tu manada”, además de interpretar Canción Sin Miedo de Vivir Quintana, el himno feminista con el que se reclama justicia por las víctimas de feminicidio.
El bloque negro se encargaba de detener el tráfico para que decenas de mujeres ocuparan las calles completas, a pesar de los comentarios negativos o desacuerdos con la protesta, cada vez menos personas se oponían a los protocolos de la manifestación en la que por una hora caminaron haciéndose notar con distintas expresiones.
“¡Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente!”, fue una de las más recurrentes y distintivas de esta manifestación anual.
En su llegada a la plaza principal de Rioverde, la iconoclasia feminista tomó protagonismo ante la protección del Ayuntamiento en sus edificios y letras, pues incluso algunas de las letras que regularmente son intervenidas, fueron “protegidas” con una reja.
“Nosotras podemos prohibirles hacer iconoclasía porque ese es su derecho, pero sí les vamos a recomendar que si van a hacerlo, cuiden su identidad”, recordaba el bloque negro a las asistentes que indudablemente y unidas cubrieron con carteles a aquellas compañeras que entraron a intervenir las letras de Rioverde, incluso desde lo alto un dron que presuntamente provenía del Palacio Municipal siguió al contingente durante su estadía en dicho lugar.
Una integrante del bloque negro destacaba: “Me preguntan ¿qué van a arreglar con eso? Somos escuchadas porque no nos quisieron escuchar por la buena y somos malas, y podemos ser peores”, esto mientras distintas jovenes hallaron la manera de expresar su fuerza a través del iconoclasia en los edificios gubernamentales, en los que los policías municipales sólo observaban desde las alturas y otras autoridades protegían desde adentro.
En simultáneo, las colectivas instalaron carteles y el tendedero de denuncias por acoso u hostigamiento sexual, en el cual aparecieron desde profesores hasta alumnos de distintas preparatorias de la zona; funcionarios, comerciantes y otra habitantes de la zona. Tendedero en el que cada año incrementan el número de hombres señalados y que regularmente es visitado por las personas que pasan por el lugar para identificar a algún conocido entre ellos.
En convivencia y sororidad finalizó la quinta marcha organizada por las colectivas en la zona Media, el tercero para algunas habitantes y el primero para otras mujeres motivadas por sus amigas a acercarse para formar parte del movimiento separatista, en el que “Somos el grito de las que no están” y para gritar lo que a sus madres les hicieron callar.