Ciudad de México, (15 de abril).- Desde el pasado 31 de marzo de 2015, Google posee una nueva patente denominada “Methods and systems for robot personality development” y que define como la forma de “proporcionar una personalidad a un robot […] accediendo a un dispositivo del usuario que almacene información” sobre éste para, en base a la misma, construir la ‘personalidad’ de la máquina. Esto es, a partir de datos como la localización del usuario o sus perfiles sociales, se personalizaría la clase de interacción que se establece entre robot y usuario, adaptándola a la circunstancia concreta. Así, un robot podría analizar la forma en que nos expresamos en nuestras conversaciones y nuestros mensajes para evaluar nuestro estado de ánimo (o realizar una inferencia sobre el mismo a partir de un histórico de datos, asumiendo que estamos melancólicos las tardes de lluvia o irritables las mañanas de los lunes).
DE LA NUBE AL “BLACK MIRROR”
Pero eso no es todo, pues dicha personalidad podría ser transferida de un robot a otro, o compartida entre varios a través de la nube: “De esta manera, un usuario podría viajar a otra ciudad y descargar dentro de un robot localizado en la misma la personalidad de su propio robot casero. La personalidad robótica se convertiría así en algo transportable y transferible”.
Para aumentar el tono de ciencia ficción de esta tecnología, la patente indica que “el robot puede ser programado para asumir la personalidad de personas del mundo real (para que, por ejemplo, se comporten como el propio usuario, como un ser querido ya fallecido o como una celebridad)”. Se abre así la posibilidad de que un robot imbuido de la personalidad de un ser querido fallecido pudiera ayudar a una persona a afrontar el duelo tras su pérdida de forma más efectiva que la visualización de fotos o vídeos caseros. ¿Pero qué ocurriría si fuera una mala idea y sólo traumatizara más al usuario? Bueno, posiblemente lo detectaría para adoptar una personalidad completamente diferente.
LA PATENTE: ¿AVANCE U OBSTÁCULO?
Esta patente es un ejemplo paradigmático de cómo la personalización puede ir mucho más allá de los tímidos pasos dados hasta ahora por Google con Nest y Google Now, hasta convertirse en la próxima gran batalla del sector tecnológico.
Pero en Spectrum IEEE expresan algunas objeciones tras analizar la patente: “La patente sólo cubre una idea general, en lugar de una aplicación específica desarrollada por Google […] este tipo de patente no protege una solución técnica brillante o una gran inversión […] cuando una idea se perfila a grandes líneas en lugar de ofrecer una solución técnica a un problema, no se contribuye a la innovación, sino a crear un campo de minas de patentes“. Y de hecho, que Google haya registrado esta patente no indica ni siquiera que esté desarrollando activamente esta tecnología. A día de hoy, de hecho, la compañía de Mountain View parece seguir más interesada en la robótica industrial que en la social. Pero, por ahora, ha conseguido dificultar que otros puedan empezar a trabajar en el campo de la robótica personalizada en la nube, un campo en el que necesitaríamos que trabajasen varias empresas innovadoras incentivadas por la competencia.
Fuente: SinEmbargo