Por Oswaldo Ríos Medrano
Es proverbial virtud en la clase política mexicana dar espectaculares giros de 360º. Para quedar exactamente en el mismo lugar.
Fanáticos funambulescos de machincuepas que no sirven para nada, en una sociedad de apariencias, los políticos han aprendido que resolver problemas de la agenda pública importa menos que simular que esos problemas en verdad les preocupan. Más bien, el negocio consiste en simular que les lastiman los problemas que agravian a la sociedad, para obtener lucrativos dividendos como traficantes del interés público, al concretar las decisiones que les ordenan desde la cúpula y que siempre fueron, desde el principio, el script que debían seguir puntualmente los sucesos.
Política de gatopardo: que todo cambie para que todo siga igual. Eso justamente pasó en San Luis Potosí durante las últimas dos semanas, en los procesos para elegir a los nuevos (mismos) titulares de la Fiscalía General y la Auditoría Superior del Estado (ASE).
Teniendo la oportunidad de nombrar un Fiscal General que marcara un precedente de libertad y autonomía en una nueva institución que, al menos por prescripción constitucional, no debe estar subordinada al Ejecutivo, los diputados prefirieron mantener al mismo funcionario que ya se desempeñan en esa función, Federico Garza. Igual pasó en la ASE, con una institución sumida en la peor crisis de credibilidad de su historia, manchada por el actuar corrupto de algunos diputados que hoy están fuera del Poder Legislativo y otros que aún siguen en la Comisión de Vigilancia, el Congreso decidió nombrar a la misma funcionaria que encabezaba la institución como encargada de despacho, Rocío Cervantes.
Dos grandes decisiones, dos grandes responsabilidades, dos oportunidades para actuar como estadistas, y nada. Al final, apostaron por dos continuidades que retratan fiel e implacablemente la causa de la crisis política potosina: mediocridad, pequeñez, conformismo, y fracaso.
Poner en marcha sendos procedimientos legales, detonar esperanzas legítimas en quienes participaron, convocar hipócritamente a la sociedad civil a participar como observadores, inducir a que corrieran ríos de tinta de notas a favor o en contra del proceso, para finalmente, concluir en una predecible continuidad que caracteriza una política estúpidamente inercial, que frente a una realidad cambiante que a pasos agigantados rebasa a las instituciones públicas, responde con simulación.
Eso explica porque nada se puede hacer frente al crimen. Porque nada se puede hacer frente a los corruptos. Porque nuestras instituciones públicas están obsoletas y porque quienes podrían hacerlas funcionar están más preocupados por mantener sus pequeñas parcelitas de poder y fingir que “hacen cosas”, cuando la realidad es que lo que hacen sirve para nada, mientras el tiempo y la paciencia de la gente se agota a pasos agigantados.
Y con todo, Rocío Cervantes y Federico Garza ya tomaron protesta de sus cargos y mientras algo verdaderamente extraordinario no ocurra, seguirán ahí durante los próximos años y serán responsables de dar resultados en uno de los momentos más críticos y desafiantes para las instituciones que hoy les toca encabezar. No pueden seguir haciéndolo con displicencia, ni complicidades.
Identificar los espacios de oportunidad para ganar la legitimidad de ejercicio que no tuvieron de origen es sencillo. Las agendas de actuación que esperan los potosinos son muy sencillas y esencialmente dependen de voluntad política para comprometer a la Fiscalía y a la Auditoría en una cruzada que castigue implacablemente a los delincuentes y los políticos corruptos, valga la redundancia.
Cárcel para los diputados que usaron la Auditoría como instrumento de extorsión para enriquecerse. Cárcel para los legisladores que simularon festejos navideños como pretexto para robarse cientos de miles de pesos. Cárcel para los diputados y ex funcionarios que autorizaron una nómina secreta y ratearle millones de pesos a los potosinos. Cárcel para los diputados y ex funcionarios que avalaron cuentas públicas inmaculadas a cambio de sobornos.
Claro, antes de entrar a prisión, obligarlos a regresar el dinero que se llevaron y devolverlo al patrimonio de los potosinos para mejorar escuelas, alimentar a quienes nada tienen, o apoyar a jóvenes humildes pero ricos en talento, que es para lo que debe servir el dinero público y no para satisfacer los complejos de un hato de hienas muertas de hambre.
Hagan justicia y hagan rendir cuentas, Federico Garza y Rocío Cervantes, eso es lo que espera de ustedes San Luis Potosí. Recuerden que no le deben el cargo a quienes los nombraron, sino a este pueblo que no merece ser gobernado por ladrones.
Rocío y Federico: Nadie, nada hay por encima de ustedes. Son ustedes funcionarios con plena autonomía para procurar justicia y combatir la corrupción. Su único patrón es el deber que les exigen las leyes y responder los reclamos de la agraviada sociedad potosina. La decisión está en sus manos.
LAPSUS
- “Me vine a pasar estos dos días, el primero y el día dos, hoy “Día de los Muertos”, de nuestros difuntos, a Tabasco, acá Palenque, que es Chiapas”.
Aspirante presidencial 2006, 2012, 2018 y lo que se acumule, Andrés Manuel López Obrador haciendo un Peña Nieto. Considerando que el Peje ya se reeligió como presidente legítimo, ¿esto cuenta como lapsus presidencial “legítimo” o gazapo de eterna precampaña?
- “¡Felicidades por los logros y más por los muchos logros!”.
Malogrado presidente de México Enrique Peña Nieto acreditando que, si se trata de embarrarla cada que habla, el presidente con más logros, muchos logros, todos los logros, es él. ¡Ya no la logre tanto presidente!
- “Bueno, año nuevo empieza enero, febrero, no sé, a ver”.
El creador de “estamos a 1 minuto, no, a menos, como a 5”, Enrique Peña Nieto, explicando que el año nuevo para el gobierno (sobre todo si se trata de comprometer un plazo para la reconstrucción de las viviendas de las personas afectadas por el sismo del 19 de septiembre), comienza en año nuevo (no confundir con el primero de enero de 2018), y eso según el calendario peñista debe ser en enero, febrero, marzo, o julio, del año que viene, o quizá del otro. ¡Ah, el caprichoso cronograma de las prioridades presidenciales! No se trata de construir una casita blanca, porque entonces “año nuevo” sería la campaña electoral pasada.
- “Y más allá de las voces que puedan eventalmente (sic) ser críticos, señalar inconsistencias, o ser críticos por serlo nada más”.
Ooootra vez Enrique Peña Nieto fustigando duramente a esos irredentos que por pura necedad insisten en ver inconsistencias y corrupción en su puro y casto gobierno, que por cierto, nunca ha recibido dinero ilícito en campaña de compañías petroleras extranjeras y tampoco de constructoras nacionales beneficiaras obscenas de obra pública, y mucho menos, ha corrompido a una parte de los medios de comunicación asignando a discreción el gasto publicitario más alto de la historia, eso jamás. ¡Muy bien presidente, ya era hora de poner los puntos sobre las íes! Un favorcito nada más, si no es mucha molestia, ¿me puede apuntar en la lista de los que son críticos “por serlo nada más”? Digo, no es lo mejor, pero preferible a estar en la de los que son pendejos por serlo nada más.
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