Por Victoriano Martínez
Por muchos espectaculares que haya colocados por todos los rumbos de la ciudad con la expresión “San Luis Amable”, lo cierto es que la ciudad carece de toda amabilidad, comenzando por lo ofensivo que resulta que se derroche el erario (los impuestos pagados por todos) en pretender aparentar lo que no están dispuestos a ser… y ni siquiera tratan de ser.
El 10 de junio de 2022, el alcalde Enrique Galindo Ceballos encabezó un acto que degeneró en mera propaganda al que llamó “Tour Inclusivo”, que consistió en realizar un recorrido en sillas de ruedas por el Centro Histórico y en el que presuntamente se percató de falta de rampas y accesos para personas que padecen algún tipo de discapacidad.
El pasado miércoles 23 de octubre, Doña Irma, una mujer de la tercera edad que se apoyaba en una andadera para caminar, fue atropellada en el cruce de las calles de Guajardo y Allende, en pleno Centro Histórico. Murió en el lugar.
Ni los dos años que transcurrieron desde el “Tour Inclusivo” ni lo que podría esperarse de un “San Luis Amable” alcanzaron para que el preocupado Galindo Ceballos montado en una silla de ruedas iniciara algún trabajo para reestructurar la infraestructura poco amable con el peatón de lo que se supone se percató aquel 10 de junio de 2022.
La descripción que hace Marcela del Muro sobre octubre como un mes violento para los adultos mayores transeúntes del Centro Histórico es mucho más que una muestra de lo poco amable que es San Luis.
El 17 de diciembre de 2021, Galindo Ceballos tuvo otro de esos eventos que destilan empatía con algún sector de la población, pero que a la larga quedan exhibidos como una mera pose propagandística sin ningún beneficio para la población: participó en una rodada con integrantes de Vida Sobre Ruedas, Derechos Urbanos y Estrategia Emisión Cero.
Tan poco interesado estaba en conocer las condiciones que tienen que enfrentar los ciclistas que durante el recorrido fue protegido por una burbuja de vehículos que lo escoltaban, entre los cuales –¡vaya ironía!– una camioneta blanca estuvo a punto de atropellar a uno de los participantes de la rodada.
Quizá por eso aquel recorrido en bicicleta poco le sirvió al alcalde para sensibilizarlo sobre la importancia de contribuir a que la ciudad, para que sea verdaderamente amable, se ajuste a la pirámide de la movilidad. A casi tres años, Galindo Ceballos parece enfocarse trabajar realmente por invertir esa pirámide y ser cada vez más amable… con los automóviles.
Así, los peatones son cosa del pasado porque hoy la ciudad es para los automóviles, y lo expresó con toda claridad al inaugurar el puente subterráneo en Himalaya y Cordillera de los Alpes: “La modernidad alcanzó esta zona y los cambios tenían que ser así”, dijo. Y no se contempló cómo podrían transitar los peatones por esa zona.
Después de tres años de aquella rodada que resultó insensibilizadora, resulta que este martes Galindo Ceballos anuncia que esta semana (que termina mañana) dará a conocer los detalles del proyecto de ciclovías con el que se pretende conectar diversas áreas clave de la ciudad como la Zona Industrial, las zonas universitarias y el Centro Histórico.
¿Acaso se trata de otro de esos anuncios galindiños similar a los hechos sobre el informe detallado sobre Aguas del Poniente que ha anunciado en cuatro ocasiones y que aún sigue pendiente? ¿Cuántas veces ha anunciado la definición de las ciclovías?
Resulta poco amable crear expectativas sobre lo que la ciudadanía puede esperar de sus autoridades, incluidos esos falsos actos de empatía con rodadas ciclistas o tours inclusivos, con una seria agravante: las omisiones cobran vidas, y casos como el de Doña Irma y muchos otros tendrían que removerles la conciencia… si es que tienen.