Por Victoriano Martínez
“San Luis Potosí no se ha descompuesto como ha pasado en otras ciudades”, declaró ayer el secretario del Ayuntamiento, Sebastián Pérez García.
No se ha descompuesto, pero la criminalidad sigue ahí con cifras escalofriantes, tanto en el Estado como en el municipio de la capital.
Durante noviembre quedaron registrados un día con cinco ejecuciones, tres días con cuatro y cinco días con tres homicidios. Cuarenta y seis en total durante todo el mes. Veinte más que el mes anterior.
No se ha descompuesto, pero la capital aparece en el séptimo lugar en feminicidios.
La tarde de este lunes se anunció una reunión en la que los tres niveles de gobierno reiteran su compromiso con la coordinación para atender el problema de inseguridad, pero también se conoció que el estado de indefensión de una testigo de un crimen ya no sólo la afecta a ella, sino también a sus vecinos.
Dafne, la novia de Milton Yarem, el joven que fue asaltado y herido de gravedad en agosto del año pasado, denunció el 19 de noviembre que las corporaciones de seguridad le quitaron las medidas de protección y padece un hostigamiento de los agresores que ya se ha extendido hacia sus vecinos.
Ya se registró un robo en las oficinas de una inmobiliaria junto a su vivienda y el intento de ingresar a otra vivienda. “Ok checamos. Para ver si posible contacto con ellos”, fue la respuesta del comandante del sector a quien se reportaron los hechos vía WhatsApp.
Los afectados solicitaron que cuando menos realizaran rondines en las horas de mayor riesgo. Ni eso han logrado. ¿Acaso es tan difícil la coordinación entre los tres niveles de gobierno que no se puede disponer de una mínima vigilancia en una zona en la que, de por sí, se establecieron medidas de protección por el alto riesgo de una testigo de un crimen?
San Luis Potosí no se ha descompuesto, pero ese tipo de señales y otras en las que la reacción de las autoridades no ha sido oportuna, configuran una alarma.
“Parece que ahí hay un tema todavía pendiente”, la expresión del gobernador Juan Manuel Carreras López pudo haber sido autocrítica, pero hacía un balance del primer año del gobierno federal y se refirió a la inseguridad en el país.
Un tema pendiente del que no es ajeno, sobre todo si se toma en cuenta que en cuatro años ya rebasó el número de homicidios ocurridos en cualquiera de los anteriores sexenios completos: 83 más que los asesinatos de todo el sexenio de Fernando Toranzo Fernández; 690 más del de Marcelo de los Santos Fraga, y 216 más que todos los ocurridos en el sexenio de Fernando Silva Nieto.
En tanto la cacareada coordinación y las eficientes estrategias contra la inseguridad no se reflejen en una disminución del índice de criminalidad, especialmente las ejecuciones y feminicidios de alto impacto, por mucho que San Luis Potosí no esté descompuesto, el tema es mucho más que un pendiente… es una deuda mayor para con la población.