Estela Ambriz Delgado
La presidenta estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Sara Rocha Medina, evitó hablar acerca de la renuncia del ex diputado local Alejandro Leal Tovías al instituto político, pese a que en repetidas ocasiones los medios de comunicación le cuestionaron al respecto.
Durante la sesión de preguntas en una conferencia de prensa realizada el miércoles 18 de septiembre por la dirigencia estatal del partido, Rocha Medina no abordó el tema de la renuncia de Leal Tovías ni las implicaciones de otras bajas. Justificó su silencio señalando que el enfoque de la conferencia era el posicionamiento del partido respecto a la reforma del Poder Ejecutivo Federal, que propone la desaparición de organismos autónomos.
En este sentido, pidió a los medios de comunicación visibilizar lo que sucede en el país, pues la desaparición de estos organismos va mucho más allá de una persona, y el tema de interés es la defensa de los mismos y el posicionamiento en contra cuando se voten las iniciativas. Además, se limitó a decir que en el partido se trabaja en lo que les corresponde.
“Nosotros estamos trabajando haciendo lo que nos toca (…) se acabaron las grillas y se acabaron los acuerdos en lo oscurito de los priistas, hoy no van ni los hijos ni los parientes de los poderosos como estaban acostumbrados… hoy el trabajo manda todo y así va a ser y este equipo inició desde abajo trabajando”.
De acuerdo con lo informado por Leal Tovías en un comunicado, su salida se dio ante las amenazas de la dirigente del partido de que sería expulsado debido a la emisión de su voto a favor de la reforma al Poder Judicial, lo que fue inesperado para él dado que día antes le notificó su postura y argumentos, a lo que Rocha Medina personalmente le afirmó estar de acuerdo con su postura y que remitiría su discurso al presidente nacional para su conocimiento.
En su renuncia, Leal Tovías expresa que, pese a haber sido señalado de incumplir con las instrucciones de las directrices de la dirigencia, considera que siempre ha actuado de manera institucional, y prefiere ser visto como alguien que actúa con integridad y a favor de los intereses de la ciudadanía, antes que seguir ciegamente pautas que no coinciden con los principios de su persona.