Por Victoriano Martínez
La serie de hechos podría ser considerada como la secuencia de los alcances de la sumisión del Congreso del Estado al gobernador:
Miércoles 26: el secretario de Gobernación visita a los diputados, halaga al gobernador y les pide su voto a favor de la reforma constitucional para ampliar la participación del ejército en tareas de seguridad pública hasta 2028.
Jueves 27: En sesión del Pleno se da entrada a dos minutas de reformas a la Constitución federal. La que adiciona fracción X a artículo 116 Constitución Federal en materia símbolos de las entidades federativas y la que reforma el artículo Quinto Transitorio de Decreto en materia Guardia Nacional.
El mismo jueves 27: Sesión extraordinaria de la Comisión de Puntos Constitucionales para aprobar, el mismo día que le fueron turnadas, las dos minutas.
Y para completar la secuencia, cerrar la sesión del Pleno con la convocatoria a la siguiente, no para el jueves 3 de noviembre, después de la festividad del día de muertos como la periodicidad de las sesiones haría prever, sino dar cuenta de su urgencia por rendir culto a su sumisión y adelantarla para el lunes 1, sin importar que les rompe la posibilidad de un puente como acostumbran.
El sacrificio de ese potencial puente burocrático obedece a la voluntad de complacer en primer lugar al halagado gobernador como una forma de mostrar a la Federación que, si aquí cuenta con el mandatario, también puede contar con los otros dos poderes.
La sumisión del Congreso del Estado ya es legendaria. Sobre la del Poder Judicial el gobernador Ricardo Gallardo Cardona ha comenzado a dar señales de que ya no tiene el más mínimo recato para exhibirlo públicamente al grado de girar instrucciones a través de terceros a Olga Regina García López, presidenta del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.
Aderezar la petición del voto de los diputados a favor de la reforma constitucional sobre la Guardia Nacional con halagos desmedidos para Gallardo Cardona por parte de Adán Augusto López, secretario de gobernación, tiene más sentido de hacerles atractiva la zanahoria que de convicción, por lo incongruente de los calificativos de parte de un vocero de la 4T.
Gallardo Cardona “es un político honesto, de una conducta intachable” se suma a las posturas de un pragmatismo al que no le importa aparecer incongruente si de conseguir apoyos se trata. ¿A dónde manda Adán Augusto López la denuncia presentada por la 4T en contra de los Gallardo por el desvío de más de 724 millones de pesos?
Una incongruencia del funcionario federal que exhibe al gobierno que representa como capaz de incurrir en actitudes que rayan en la complicidad con tal de sumar aliados.
La segunda minuta aprobada por vía rápida, por mera coincidencia, parece caer como anillo al dedo para prestarle un servicio adicional al gobernador y su incontinente generación de ocurrencias:
“Las legislaturas de las entidades federativas, observando en todo momento la supremacía de los símbolos patrios, podrán legislar en materia de símbolos estatales, como son: himno, escudo y bandera, a fin de fomentar el patrimonio cultural, la historia y la identidad local”, es lo que se agrega como fracción al artículo 116 Constitucional la minuta aprobada.
Es de esperar que, en los próximos días, Gallardo Cardona anuncie las convocatorias a concursos para la creación del Himno Estatal, el diseño de la Bandera del Potosí mexicano y hasta de un nuevo escudo de armas por aquello de que el Cerro de San Pedro sobre el que actualmente aparece parado San Luis Rey de Francia ya no existe.
No se trataría de una ocurrencia original, pero quizá no importe esa parte si se puede acompañar de un Festival de los Símbolos Estatales en el que se presenten el himno, la bandera y el escudo como pretexto para una pachanga más, que en un año ha quedado claro que son las prioridades del sexenio.
Ni duda cabe que los poderes Legislativo y Judicial se sumarían con entusiasmo a los festejos para no perder la oportunidad de mantener vigente una secuencia de hechos que no deje duda sobre la sumisión de esos dos poderes a Gallardo Cardona.