Óscar G. Chávez
“Home office, según una versión producto de la inteligencia artificial, significa oficina en casa y se refiere a la modalidad de trabajo remoto en la que los empleados y los jefes realizan sus actividades profesionales desde su hogar […] El home office se ha vuelto más popular en los últimos años, en parte gracias a la pandemia de Covid-19 que obligó a muchas empresas a implementar esta modalidad para continuar operando…”.
La senadora panista Verónica Rodríguez espera que el expresidente Andrés Manuel López Obrador no continúe gobernando en jomofis (ateniéndome a la onomatopeya mexicana). Dicho de otro modo, supone –como muchos otros– que López Obrador continuará ejerciendo el poder y manipulará a la presidenta Claudia Sheimbaum. Vaya solidaridad feminista (¿hay feminismo en Acción Nacional?).
Resultan luego sorprendentes este tipo de comentarios, más viniendo de una senadora que supondríamos tiene un conocimiento por encima del promedio sobre política mexicana, y seguro comprende mejor que muchos que el poder presidencial es ilimitado (incluso tratándose de López Obrador) sólo mientras están en el cargo. Concluye éste y termina aquel.
Paréntesis cultural: no está por demás, aunque quizá sea ocioso, recomendarle a la misma senadora la lectura de El primer día, de Luis Spota. Sólo en caso que le guste leer.
Reconsiderando sobre el punto anterior, no debería sorprender, ya que como viven o vivieron juzgan. Viene al caso recapitular en la trayectoria de la senadora Rodríguez: llega a la dirigencia de Acción Nacional en un momento álgido, en el que se buscaba mantener vigente un cacicazgo al interior del partido. Es precisamente este cacicazgo el que la impulsa y posiciona y es el cacique quien hace jomofis y a través de ella mantiene su juego.
Entonces, piensa que por haber sido ella una mujer sometida, todas las mujeres que ocupen un cargo similar observarán patrones similares; pero en este caso, el de la presidenta, es claro que no será así; aunque, si lo fuera, la senadora sabría mejor que nadie que luego vendrá el parricidio político.
También la realidad es que, y ahí la gran diferencia, como no sea el pueblo de México, la presidenta no entregará cuentas a nadie, en tanto que la curul de San Lázaro se tendrá que pagar a dos acreedores durante los siguientes seis años.
Por fortuna para la panista hay coincidencia en al menos un punto con las propuestas de la presidenta (en San Luis es fácil suponer que coincide en todo con el gobernador porque hasta ahora no le hemos escuchado ninguna crítica directa, que ni cómo hacerla fungiendo como patiño en cuanto evento de gobernador o alcalde se le atraviesa), el referente a la no repetición en ningún cargo de elección popular. Finalmente ocurrió y se vuelve a la esencia revolucionaria y democrática del siglo XX mexicano: la no reelección.
Si la propuesta presidencial coincide con los ánimos de la senadora y ella la considera buena, es buena también para San Luis y los potosinos; ¡regocijémonos! Comienza bien, aunque de forma contradictoria: es absurdo que alguien que está a favor de la no reelección se reelija al frente de su partido, aunque sea a pedimento del propio partido y por el bien del partido acepte sacrificarse. Así comienzan, por pequeñas que sean, las dictaduras; sueños que se hacen realidad mientras el cerebro se pierde en el abismo de lo irreal.
Curioso: el que nos dijeron se iba a reelegir no se reeligió; los agoreros de la tragedia que vaticinaban la dictadura son los que buscan perpetuarse en sus pequeños cotos.
Regocijo: Acción Nacional tiene ya sus cuatro diputados en el Congreso local, ¿les alcanza para ser oposición y comportarse como tal? La fracción es decorativa y el regocijo finito; serán lo que el Verde les permita ser. Oposición: lo opuesto a los principios de Acción Nacional.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.