Antonio González Vázquez
El Partido Revolucionario Institucional se encamina firmemente a convertirse en una minoría, sin mayor aspiración que la supervivencia.
La edición México del diario el País y W Radio, del consorcio del Grupo español PRISA, viene publicando desde hace varios meses, una encuesta de la empresa Enkoll, en las que se ha venido observando el marcado deterioro de la imagen del PRI.
Su más reciente versión, correspondiente al 30 de octubre, es más que ilustrativa del consistente rechazo del electorado al tricolor.
A la pregunta: ¿Por cuál partido nunca votaría para elegir presidente de la república?, el PRI obtuvo el 49 por ciento de rechazo efectivo.
Eso quiere decir que la mitad de las y los mexicanos no darían su voto a ese partido en las elecciones presidenciales del próximo año.
Para los comicios de 2018, la intención del voto contra el PRI era de 44 por ciento, porcentaje similar al de las elecciones federales intermedias de 2015.
A ocho meses de las presidenciales, el PRI es con mucho, el partido por el que nunca se votaría con ese 49 por ciento y muy a la distancia, le siguen el PAN y Morena con 17 y 14 por ciento respectivamente.
Hay otro elemento significativo en esa encuesta: Independientemente de su preferencia de voto, pensando en política, usted, ¿con cuál partido se identifica más?
El Revolucionario Institucional tiene apenas 10 por ciento, mientras que el PAN sumó 14 por ciento, contra 49 de Morena.
Lo anterior, trae como consecuencia, que únicamente el 11 por ciento tiene la intención de votar por el PRI.
Ni siquiera el hecho de que ese partido vaya en alianza con el PAN y el PRD lo salva, pues la intención del voto para Morena-PT-PVEM es de 50 por ciento, contra 27 de PAN-PRI-PRD.
Con candidatas y candidatos, el panorama es igual de oscuro: Claudia Sheinbaum Pardo, 54 por ciento, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, 29 por ciento y Samuel García Sepúlveda de MC, 17 por ciento.
La encuesta de Enkoll para El País y W Radio es una de las más prestigiadas y sus resultados son muy similares a otras tantas que se vienen publicando.
Frente a tal escenario, el priismo nacional y el potosino lucen del todo despreocupados.
La renuncia de personajes relevantes se ha venido presentando de manera consistente entre los más recientes, el ex gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat y buena parte de la estructura priista en ese estado, así como Adrián Rubalcava, alcalde con licencia de Cuajimalpa, quien abandonó al PRI tras la presunta imposición de Santiago Taboada como precandidato del Frente Amplio en la Ciudad de México.
En San Luis Potosí, hace dos semanas renunciaron el ex diputado local y federal, así como ex dirigente de la Confederación Nacional Campesina, Oscar Bautistas Villegas y, Zaira Itzel Bautista Alvarado, presidenta del Comité Municipal del PRI en Ríoverde.
El tricolor quedó desmantelado en el principal municipio de la zona Media.
Hace unos días, renunció José Ángel Castillo Torres, ex diputado local y reconocido intelectual orgánico al interior de ese partido.
Más allá de la seria problemática interna que ha devenido en división y encono, lo que realmente está aniquilando al PRI es el rechazo creciente de la ciudadanía.
Hay un sentimiento generalizado de que ese partido ya no tiene nada que dar, que no significa nada como opción electoral, de manera que el nivel de rechazo actual es histórico; nunca antes había sido tan elevado.
Los resultados electorales de 2018 en adelante así lo han demostrado. El PRI no ha tenido capacidad de respuesta y no ha logrado reposicionarse en el ánimo de la ciudadanía que, al parecer, no quiere saber nada del partido.
Los priistas se han venido hundiendo poco a poco, como si hubiesen caído en tierras movedizas.
De nada ha servido que sus dirigentes nacionales y locales reconozcan haber perdido la confianza de la gente y se sostiene como el partido que arrastra los peores niveles de aceptación.
La percepción de que es un partido corrupto y fraudulento está presente.
En dos décadas, el PRI pasó de gobernar 29 entidades federativas a 2 en la actualidad, con la agravante de que las ganó en alianza con el PAN y PRD.
El priismo potosino es parte de esa debacle.
La intención del voto en los comicios locales y federales del año entrante en San Luis Potosí es del 9 por ciento.
Se encaminan a otro descalabro de esos que vienen escribiendo su historia reciente. El partido hegemónico que arrastraba a las mayorías, ya no existe.
Su futuro es incierto y en contraparte, su presente es lapidario por donde quiera que se le vea.
A duras penas habían ganado la gubernatura con Fernando Toranzo Fernández y Juan Manuel Carreras López, ambos de triste memoria, hicieron lo propio para debilitar al partido y hundirlo en el descrédito.
Lo manejaron a su antojo hasta dejarlo en la ruina.
Sus gobiernos, tan ineficientes como corruptos, contribuyeron a la piltrafa que son hoy los “revolucionarios”.
Las y los potosinos ya no confían en ellos. En lo único que encabezan encuestas, es en su descomunal sentimiento de rechazo.
De hacerse realidad el anuncio del gobernador, José Ricardo Gallardo Cardona, acerca del llamado “mega fraude del siglo”, habrán de ventilarse las tropelías de los ex gobernadores priistas, lo cual sería un clavo más para el ataúd tricolor.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.