Sobre la caprichosa y negligente rehabilitación del Barrio de San Miguelito

Por Victoriano Martínez

Hace tiempo que para el gobernador Ricardo Gallardo Cardona hablar de la maldita herencia dejó de ser sólo para descalificar a los gobiernos anteriores y, a su modo, ahora también le resulta útil para justificar su negligencia y actitud caprichosa en la realización de obras.

El caso que resulta emblemático es el de las obras de rehabilitación del Barrio de San Miguelito, que este domingo cumplirán 150 días de haber sido inauguradas inconclusas, lo que se traduce en un daño no sólo para las propiedades de los vecinos sino también contra el patrimonio cultural de la ciudad.

Un daño que tiene su origen en el capricho del mandatario por realizar una rehabilitación que pretendía desaparecer los históricos adoquines en la zona para sustituirlo por concreto estampado.

Cuando los vecinos reclamaron y pidieron la intervención de la justicia federal para proteger ese patrimonio, la actitud caprichosa de la autoridad derivó en negligencia e incumplimiento de compromisos ante propio el juez.

  • No se cumplió con el compromiso de poner el cableado de energía eléctrica en tomas subterráneas.
  • Se rompieron registros de teléfono y energía eléctrica, y se destruyeron las guarniciones de banquetas, sin repararlas.
  • No se renovó la red de drenaje.
  • Afectaron la mampostería de edificaciones antiguas y las dejaron expuestas y deterioradas.
  • Se abrieron calles que no se intervinieron ni se subsanaron.
  • Hay banquetas con perforaciones inconclusas, tuberías y cableado expuesto, con el riesgo de cortos circuitos que eso implica.
  • En la calle 5 de Mayo, por ejemplo, se observan zanjas abiertas en las aceras, tubos doblados o fracturados y cables enredados y sin protección.
  • En la calle Pedro Vallejo se observan tramos con adoquines fracturados y las perforaciones en banquetas.
  • Falta recubrimiento en diversas instalaciones, que son un riesgo de tropiezos, caídas y accidentes para quienes transitan por la zona, especialmente personas mayores, niñas y niños o personas con movilidad reducida.

Esas son algunas de las fallas que presenta la obra sobre las que, el 3 de octubre, cuando se inauguró la obra inconclusa, Astrolabio Diario Digital cuestionó a Gallardo Cardona sobre el motivo de esos faltantes. “No, tú traes la información de la maldita herencia”, fue la respuesta que dio el gobernador a Abelardo Medellín.

¿Cuántas veces habrá circulado Gallardo Cardona por las rehabilitadas calles del Barrio de San Miguelito? ¿Acaso comentará con el Gordo, su fiel acompañante, mira, aquellas paredes rotas, esos cables sueltos, esos adoquines saltarines, las zanjas en las aceras, las dejamos ahí para que la gente se acuerde de la maldita herencia?

Las fallas son, además, un incumplimiento al compromiso que se hizo ante el Juzgado Sexto de Distrito para cumplir con la normatividad para este tipo de obras como parte de un acuerdo para evitar la suspensión definitiva en el amparo 1257/2023-IV.

El pasado 17 de enero, el Juzgado Sexto de Distrito emitió la sentencia en la que otorga el amparo a los vecinos del Barrio de San Miguelito. Menos de un mes después, el 14 de febrero, el Centro INAH en el Estado presentó un informe al Juzgado sobre los incumplimientos de la autoridad en la obra.

“Nosotros no vamos ya a seguir atendiendo y coordinando nada con el INAH. Entorpecen las obras y no quieren el progreso de San Luis Potosí porque no les interesa”, fue la reacción de Gallardo Cardona.

Una abierta expresión de falta de voluntad para apegarse a las normas sea porque éstas limitan las posibilidades de sus caprichos, o –adicionalmente– es una forma de desentenderse de su negligencia que de manera inverosímil pretende justificar con atribuirla a la herencia maldita.

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