Por Carlos Rubio
Mario Hernández Bravo y sus 4 hijos han sido víctimas de violencia familiar por parte de su esposa Miriam Espinosa Reinoso, quien es sobrina política de Alejandro Leal Tovías, secretario general de Gobierno del Estado. Luego de ser revictimizado por las autoridades y ver su caso en un pasaje sin salida, Mario se ha unido al plantón afuera de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV), esperando recibir una solución.
Miriam Espinosa es sobrina de María Guadalupe Espinosa, esposa de Alejandro Leal Tovías.
Durante un largo tiempo, Mario y sus hijos fueron víctimas de violencia doméstica, por parte de su esposa, Miriam. Según lo comentado por el padre de familia, todo comenzó con infidelidades que posteriormente se convirtieron en gritos y golpes para sus hijos dentro de su hogar. Mario tiene en su poder videos y fotografías que evidencian el uso fuerza física y gritos exasperantes que la madre utiliza para reprender a sus hijos.
El día 12 de marzo del presente año, luego de que una vez más él y uno de sus hijos fueran agredidos físicamente por la mujer, acudió a interponer una denuncia por violencia intrafamiliar y fue remitido a un Ministerio Público para continuar el procedimiento; sin embargo, el afectado menciona que no se le prestó mucha atención y a su hijo se le dio cita para declarar hasta el 15 de abril, casi un mes después de que los hechos ocurrieran.
En ese lapso se suscitaron más altercados en el hogar, situaciones que llevaron a la necesidad de solicitar elementos de la policía y el abandono de la casa por parte de Mario, con el fin de evitar más conflictos.
Mario acudía constantemente al Ministerio Público para revisar cómo había avanzado su caso, sin embargo, comenta que la atención por parte de la licenciada que se le había asignado, era deficiente: “Me veía ya con fastidio, con desdén, me hizo un comentario una vez: ‘Ahí viene a fregar, vaya con un psicólogo, es lo que necesita, usted parece una vieja chillona’”.
Mario acudió a la Defensoría Pública Social donde una vez más, la atención fue lamentable.
“Me tuvieron 20 días mareándome, les di todas las pruebas que me pidieron y luego me mandaron con una licenciada de nombre Lizbeth López y me dijo: ‘Mire señor, su caso está muy complicado, hay que llevarlo por abajo del agua porque hay mucho poder en este problema’”.
También fue a la CEEAV donde comenzó a recibir atención psicológica, la cual le fue de mucha ayuda, no obstante, no puede opinar lo mismo de la asesoría jurídica, la cual se convirtió en un ir y venir de una institución a otra para entregar las mismas pruebas que ya había dado. “En cuestión jurídica veo nula la actuación de los licenciados”.
Al principio, Mario se quedó únicamente con uno de sus hijos que se quiso ir con él cuando abandonó su hogar. Después, dos de ellos fueron dejados por su madre en la escuela, y no volvió a recogerlos. Ahí su padre los reclamó y ya viven con él. Aún falta su hija, que aún se mantiene viviendo con Miriam.
Uno de sus hijos, de apenas 6 años, acepta de propia voz la violencia y los ataques psicológicos que vivió cuando estaban a cargo de su madre.
Mario ha presentado denuncias por violencia familiar y lesiones, robo y amenazas de muerte contra una misma persona. Ninguna de ellas ha tenido avances. Y aunque ha acudido al Sistema Estatal DIF para denunciar lo que ocurrió con sus hijos, con pruebas de ello, nadie se atreve a dar un paso adelante y proteger la integridad de la menor que aún está en riesgo.
Las unidades de “atención inmediata” han sido la espera más larga para el padre de familia, cuya única intención es proteger a sus hijos. Si la madre no los hubiera abandonado en la escuela, aún tendrían que vivir un calvario en su casa. “Ya son 6 meses y no se ha hecho ninguna acción en contra de la mujer, a pesar de que tengo las pruebas”.
Los encargados de darle seguimiento a su situación se han limitado a decirle: “Su caso está bien difícil, pero vamos a intentar hacer algo”. Así como han “intentado” darle solución al plantón afuera de la CEEAV.
Mario lamenta la deplorable atención por parte de las autoridades, y su ineficiencia al actuar. Según él: “Se ve claramente que la mano de Alejandro Leal Tovías está inmiscuida”.
Ahora se encuentra unido a las otras víctimas que cerraron las instalaciones de la CEEAV. Se ha encadenado en espera de que alguien le dé la atención que necesitó desde hace 6 meses. Harto de ir de una instancia a otra, para contar la misma historia que ha repetido decenas de veces.
“Mi tío te va a destrozar”, le dijo Miriam a Mario, en una de las tantas discusiones que tuvieron.