Por Victoriano Martínez
La Auditoría Superior del Estado ya publicó en su sitio Web los informes de auditoría a las cuentas públicas de 2018 y destaca la exhibida que le da a los tres poderes del estado: ¡Son unos santos!
No revisó la totalidad de los recursos que ejercieron, pero los porcentajes de irregularidades encontradas en lo revisado demuestran que es más chueco el monaguillo que recoge las limosnas en cualquier templo que Juan Manuel Carreras López, o los 27 diputados o Juan Pablo Almazán Cue.
Carreras López resultó quien, porcentualmente tuvo mayores irregularidades y, por ser quien más recursos ejerce, los montos fueron mucho más elevados más elevados. Pero aun así, lo mal gastado apenas representa uno de cada 50 pesos. La aplicación irregular de los recursos por parte del gobierno estatal se diluye entre 21 dependencias que fueron auditadas.
En el Poder Judicial, la ASE encontró mayores grados de santidad, pues de 972 millones 202 mil 318 pesos que les revisó apenas les encontró irregularidades en un solo y bondadoso egreso: el pago de haber de retiro por el fallecimiento de Juan Carlos Barrón Lechuga, consejero de la Judicatura. Y eso representó el uso irregular de un peso por cada 625.
Al Poder Judicial la ASE le hizo dos recomendaciones y le inicio cuatro procedimientos de penitencia para que logra la santidad total:
Aclarar los lineamientos para adjudicar obras y ayudar a la quinta sala para que aplique correctamente los recursos, y las sanciones se las inició por asuntos gravísimos como no haber escrito en unos documentos la palabra “operado”, no haber pedido fianza a un contratista, no presentar completos los estados financieros y no elaborar algunos formatos.
Pero, como siempre, los más exhibidos fueron los diputados. Los que se fueron, esos que nombraron a Rocío Elizabeth Cervantes Salgado como auditora Superior del Estado, los protagonistas de la ecuación corrupta, ¡salieron completamente limpios! Casi una certificación como los mejores diputados del mundo, estilo Enrique Flores Flores.
Sólo hubo dos observaciones a los 183 millones 248 mil 834 pesos que la ASE le revisó al Congreso del Estado de lo ejercido en 2018, y ambas correspondieron a actos de los actuales diputados. Los anteriores eran ejemplo de santidad.
La primera observación es por 38 mil 609 pesos porque se entregaron en octubre compensaciones a empleados sin autorización de la Junta de Coordinación Política.
La segunda, por 52 mil pesos del cheque 70228 del 6 de noviembre de 2018, por concepto de “servicio para traslado de funcionarios y empleados correspondiente a los meses de octubre y noviembre 2018”, utilizado por la Directiva sin presentar comprobación ni justificación.
En esta segunda observación, hay una discrepancia en el monto del cheque que la ASE señala y el que aparece en la lista de cheques publicada por el Congreso del Estado: mientras la ASE afirma que el cheque se emitió por 52 mil pesos, en el listado aparece emitido por 57 mil pesos.
Cinco mil pesos más o cinco mil pesos menos no abollan la medalla de santidad.
Tanta limpieza en el ejercicio de los recursos públicos bien podría ser una señal de que la ASE comienza a estar de más. Si son tan bien portados, ¿para qué vigilarlos?