Taxistas sobrepasan a las autoridades en SLP

María Ruiz

San Luis Potosí enfrenta nuevamente el caos generado por taxistas, quienes el pasado miércoles bloquearon la avenida Universidad en protesta por la sanción impuesta a uno de sus compañeros, a quien multaron por estacionarse en la banqueta y operar sin placas ni documentos.

La manifestación dejó ver una vez más las prácticas irregulares que predominan en este gremio, así como la falta de acción por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) para controlar el desorden y violencia que algunos taxistas ejercen en la ciudad.

Este incidente de protesta no es aislado, sino parte de una larga serie de altercados que exponen la conducta de ciertos taxistas y la falta de respuesta efectiva de las autoridades.

El pasado 6 de agosto, en el centro de San Luis Potosí, un grupo de taxistas agredió físicamente a un repartidor de Uber. A pesar de que el incidente ocurrió frente a elementos de la Guardia Civil, las autoridades no intervinieron, dejando que el gremio actuara con total impunidad.

Este tipo de enfrentamientos, con una permisividad evidente, parece haber generado un clima en el que los taxistas se sienten en el derecho de utilizar la violencia para defender sus intereses.

La situación escaló aún más el 2 de noviembre, cuando una usuaria de taxi denunció públicamente una agresión por parte del conductor de la unidad con número económico 4445. La ciudadana relató en redes sociales cómo el taxista la agredió verbalmente e incluso la golpeó cuando ella le pidió que tomara una ruta alternativa para evitar el tráfico.

El conductor respondió de forma agresiva, insultándola y amenazándola, y al intentar grabar el altercado, el taxista la agredió físicamente, impactando accidentalmente a su hijo pequeño. Este evento fue otro recordatorio de la ausencia de supervisión que permite que cualquier persona, sin evaluaciones psicológicas o de conducta, opere un taxi en la ciudad.

Otro evento reciente que resalta la falta de regulación ocurrió el 31 de octubre, cuando la Guardia Civil Estatal detuvo a cuatro hombres abordo de un taxi después de robar herramientas valoradas en más de 17 mil pesos en una tienda departamental.

Los individuos, entre ellos un hombre de 74 años, tenían en su posesión taladros, un martillo y otros objetos robados. Este caso subraya el uso de taxis como vehículos para actividades ilícitas, lo cual se vuelve posible gracias a la carencia de inspecciones y controles por parte de las autoridades.

El caos en el sector no se limita a estos actos violentos. En redes sociales, especialmente en Facebook Marketplace, es común ver anuncios en los que se ofrecen taxis para renta de placas o como unidades de reparto, además de que algunos venden concesiones sin la menor regulación o restricción por parte de la SCT.

Esta informalidad convierte al gremio en un mercado paralelo y deja al ciudadano en un estado de indefensión al utilizar este servicio.

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