Tras el ‘boom’ maquilador, viven violencia; se disparan homicidios

Claudia Solera/Excélsior

entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994 trajo un auge en materia de empleo a las ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez, pero también un aumento de la criminalidad.

En los años 90 esas ciudades ni siquiera figuraban como peligrosas, sin embargo terminaron el año pasado dentro de la lista de los 50 municipios con las tasas más altas de homicidios, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

En estas dos localidades, en las cuales se instaló el mayor número de maquiladoras (911), antes del TLCAN, la tasa de homicidios estaba por debajo del promedio nacional.

Mientras en los años noventa en México morían en promedio 19 personas por cada 100 mil habitantes, en Ciudad Juárez sólo asesinaban a seis y en Tijuana a 17, según cifras oficiales.

TRAE TLCAN CRIMEN A  ZONAS MAQUILADORAS

Ciudades como Tijuana y Ciudad Juárez, que en los años noventa del siglo pasado tenían bajas tasas de homicidios, después de que vivieron el auge de las maquilas con la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, ahora son de las zonas más violentas de México.

Tijuana y Ciudad Juárez terminaron 2016 dentro de  la lista de los 50 municipios con las tasas más altas de homicidios, de acuerdo con cifras de Data4 (colectivo de profesionistas, analistas, programadores y diseñadores que buscan la difusión de datos) y del Secretariado Ejecuto del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) cuando en el año 94 ni siquiera aparecían entre las ciudades más peligrosas.

Estas dos ciudades, en las cuales se instaló el mayor número de maquiladoras en el país (en la actualidad hay 911); antes del TLCAN su tasa de homicidios estaba por debajo del promedio nacional.

Mientras en los 90, en México morían en promedio 19 personas por cada cien mil habitantes, en Ciudad Juárez sólo asesinaban a seis y en Tijuana a 17, según cifras de Data4 y el Sistema Nacional de Información en Salud (Sinais).

En 1994, localidades como la delegación Cuauhtémoc en la Ciudad de México o Cuautitlán Izcalli,  municipio mexiquense, estaban muy por encima del número de asesinatos que ocurrían en estos dos territorios fronterizos.

En la lista de los 20 municipios más violentos de 94, la demarcación Cuauhtémoc ocupaba el sitio número 9 e Izcalli el 15.

Sin embargo, en la lista de municipios por tasa de homicidios de aquella época Tijuana se encontraba en el lugar 533 y Ciudad Juárez en el 478.

Pero la primera década de este siglo marcó un cambio en la tendencia disparándose la tasa de homicidios casi mil por ciento.

Según la investigadora Jessica Livinsgton, el  modelo maquilador atrajo a gente joven de diferentes partes del país para emplearse en estas empresas, generando un ambiente propicio de vulnerabilidad.

Legiones de personas llegaron a Ciudad Juárez y Tijuana para formar parte de la maquila.

Cristina R. recuerda como en 1995 llegó desde la Ciudad de México con dos niños y una niña a vivir en una casucha de las inmediaciones de Juárez.

Junto a su esposo trabajaba 12 horas en promedio en la maquila, seis días a la semana y a veces horas extra. Sus niños se quedaban solos en el cuarto de 4×4 metros y sólo los veía al día siguiente antes de mandarlos a la escuela en autobús.

Del ingreso no se quejaban, pero las condiciones infrahumanas de vida y la creciente violencia, sobre todo contra mujeres, obligó a Cristina R. a volver a su lugar de origen.

FEMINICIDIOS

Los feminicidios fueron a fines de los 90 y durante el primer lustro de la primera década de este siglo, el pan de todos los días. Se calcula que en total hubo al menos 700 asesinatos de mujeres.

La violencia continuó su escalada y prácticamente la mitad de las víctimas de homicidio que se registraron en Ciudad Juárez en 2010, el año con la mayor tasa de asesinatos, tenía entre 15 y 29 años, es decir, eran jóvenes nacidos en la década de los ochenta y los noventa.

“Fueron niños criados en la calle, porque no estuvieron en la escuela ni al cuidado de sus padres. Tú ibas a las colonias de la periferia de Ciudad Juárez, donde regularmente están los asentamientos de los trabajadores de las maquiladoras y veías a niños desde cinco o seis años que estaban solos en medio de un ambiente criminal. Fue un abandono de los niños y jóvenes ocasionado por las omisiones de los empleadores de las maquilas y del Estado de no proveer las herramientas necesarias para que pudieran rechazar las ofertas de los criminales y narcotraficantes”, explicó a Excélsior, César Alan Solís, experto en juventud y director de Psique México Psicología Aplicada de Ciudad Juárez.

Estos jóvenes que vivieron su infancia lejos de las instituciones y sin los cuidados de unos padres, que debían trabajar durante largas jornadas en las maquiladoras, quedaron expuestos para ser reclutados por el crimen.

“Fue un grupo de jóvenes aprovechado por los cárteles del narcotráfico para reclutarlos. Esto generó un proceso de incremento de la violencia, además de la misma dinámica de estos cárteles de pelearse el territorio”, aseguró Alberto Aziz Nassif, integrante del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.

En estas ciudades fronterizas, el crecimiento de su población en los últimos 20 años fue acelerado debido al boom de las maquilas, que llevaron 590 plantas a Tijuana y 321 a Juárez, pues su número de habitantes se duplicó sin que el estado estuviera preparado para recibir a los migrantes.

“El boom maquilador que se registró en varias partes del país, pero de forma ejemplar en Ciudad Juárez, generó un tipo de ciudades vinculadas al mercado global, con crecimientos de población acelerados, con una masa laboral caracterizada por bajos salarios y empleos precarios, con amplios bolsones de pobreza y graves deficiencias en materia de servicios. Estos migrantes formaron esquemas de familia caracterizados por la desatención hacia los hijos, ya sea por no contar con una familia extensa o por no tener acceso a una estancia familiar. Se calcula que si la oferta de estancias infantiles es de 8 mil lugares, la necesidad ronda los 120 mil”, de acuerdo con  el, Investigador del CIESAS.

MODELO AGOTADO

Para los expertos consultados por este diario, este modelo de trabajo, que compite por mano de obra barata, que trajeron a México, en su mayoría empresas estadunidenses ya se agotó, pues la destrucción del tejido social en la zona fronteriza ha sido la mayor muestra de que colapsó.

Cada vez más ciudadanos en Ciudad Juárez alzan la voz para cuestionar al estado y a las empresas sobre cuál ha sido el precio que han tenido que pagar la sociedad por el incremento de empleos y si los jóvenes han sido la mayor víctima del modelo maquilador.

“Estoy convencido de que este tipo de ciudades maquiladoras no funcionan, en el que se presume que en Juárez siempre va a existir empleo. Eso es vendernos humo. Lo que se debe plantear ahora es a costa de qué tenemos trabajos y por qué se están trayendo las plantas de Estados Unidos a México, evidentemente es porque la mano de obra es más barata que allá y porque son muy mal pagados y castigados, donde un obrero recibe 900 pesos a la semana”, cuestionó el sicólogo Alan Solís.

Por ejemplo, México se ha congratulado, porque nuestro país ofrece un 11.9% de ahorro en costos de manufactura de ensamble de electrónicos, en comparación con Estados Unidos, y un 13.8% de ahorro en costos de fabricación de equipo de telecomunicaciones; mientras que la violencia en la zona fronteriza sigue en aumento.

Skip to content