Por: Eduardo Delgado
Fotos: Nahúm Delgado
Evidente nerviosismo mostró el alcalde capitalino Ricardo Gallardo Juárez cuando se le pidió revelar la identidad de Sandra Sánchez Ruiz, a quien el Ayuntamiento le pagó -en menos de tres meses- 34 millones 706 mil 540.86 pesos de medicamento para personal de confianza. Dijo saber quién pero se rehúso a revelar datos de la proveedora.
Molesto increpó al periodista de Astrolabio Diario Digital: “A ver, cuando estuvo Mario García Valdez ¿viste cómo dejó el municipio?.. ¿Por qué no lo atiborraste con todo tipo de preguntas?”.
La sesión ordinaria del Cabildo fue programada a las 12:30 horas. Minutos antes, escoltado con su sequito de escoltas, Gallardo Juárez llegó a palacio municipal a bordo de una camioneta Jeep Grand Cherokee, en color negro y con placas 243-ZLB, de la ciudad de México.
Un grupo de periodistas lo esperaba en la planta alta de la sede oficial del Ayuntamiento. El edil se mostró accesible con los representantes de los medios de comunicación. A petición de un camarógrafo y fotógrafos retrocedió unos pasos sobre el pasillo de acceso al salón de Cabildo, para evitar tomas y gráficas con falta de luz.
La primera pregunta, de parte de un reportero, fue sobre el tema de las fugas y el costo del agua. Con absoluta Gallardía respondió que más de un 40 por ciento del líquido se desperdicia por las deficiencias en la red de distribución, y “comprarle agua al Realito cuesta más de nueve pesos”, se explayó.
Refirió que en torno al asunto hay un círculo vicioso: El agua es escasa, la que hay se desperdicia, el Interapas “está quebrado”, los usuarios no tienen agua y estos no pagan su costo real. En abono a la Gallardía descartó el incremento a las tarifas.
Otro reportero le inquirió: “Después de los elogios que recibió su administración por el ordenamiento del comercio informal en el Centro Histórico, ¿no sería un retroceso albergar 60 ambulantes en el camellón de la calle Manuel José Othón?
“Eso es de momento, porque no los puedes mandar a su casa y privarlos de que se ganen un peso”, argumentó. La reubicación en ese sitio es temporal, “hasta que terminen el Tepeché”, cuya fecha de conclusión está indefinida.
Aclaró que él nunca ha dicho que eliminará el ambulantaje del Centro Histórico e indicó que se permitirán los giros tradicionales, “pero ordenadamente”, precisó. No se trata, adujó, de proceder “con el garrote en la mano”, porque “yo cuido también que ellos generen ingresos para sus familias”.
“Alcalde, de mi parte preguntarle quién es Sandra Sánchez Ruiz y por qué el Ayuntamiento le ha otorgado, en lo que va de la administración, 34 millones de pesos por concepto de medicamentos para el personal de confianza”, le soltó una joven reportera.
Tras un marcado silencio, de dos o tres segundos, la remitió a disipar su duda en las áreas correspondientes. “Todo lo que sea cuestión de compras lo puedes ver en su departamento y también así como licitaciones con el Oficial Mayor, porque ellos te pueden dar datos, facturas. Las que no encuentres en lo que es transparencia te las pueden dar físicamente (sic)”.
La compañera insistió, y el rostro de David Reza, director de Comunicación Social del Ayuntamiento reflejaba una enorme preocupación. Angustia. Cabizbajo escuchaba la respuesta de su jefe, cuyos rasgos de nerviosismo, en su faz, también eran inocultables.
Gallardo Juárez soltó una risa nerviosa. “No es que desconozca…simplemente es que yo no llevo eso. Estoy al tanto de todo pero esa información te la pueden dar físicamente ellos… para eso están, para darles la información que ustedes quieran”, dijo en un tono con supuestos indicios de transparencia.
- ¿Usted sabe quién es Sandra Sánchez Ruiz?
- Sí.
- ¿Quién es Sandra Sánchez Ruiz?
- Pues ya les comenté, chéquenlo allí, allí este…-, respondió titubeante.
- ¿La pregunta es si usted sabe y nos puede decir quién es?
Con la finalidad de sacarlo del apuro, colocado a su costado izquierdo, David Reza extendió su mano, le tocó su espalda y de manera simultánea le comentó que en ese momento lo estaban esperando en salón de cabildos.
El edil perredista se ha proclamado dispuesto a ayudar a la gente, contra viento y marea. Sin importar el malestar ni las críticas de aquellos que lo tienen todo. Como el benefactor número uno en todo lo que va la historia de la humanidad, proseguirá combatiendo la pobreza, con despensas y espectáculos musicales. Eso es Gallardía, nada de populismo.
Luego de hacerle notar que no se acabaría el mundo si regidores y funcionarios lo aguardaban unos minutos más, se le insistió:
- ¿Se acabaría el mundo si no nos dice quién es Sandra Sánchez Ruiz?
- “No se acaba, no se acaba. No, para nada. Para nada.
- ¿Si alguien recibe 34 millones de pesos…?
- Te digo que allí están las dependencias en las que puedes sacar los datos y hasta copias, para que…
- ¿Pero…?
- Es que mira…a ver a ver… lo que pasa es que ustedes en un momento determinado, no es la pregunta por hacerla, es con el ánimo, sus periódicos, sus redacciones, de estar dando guerra. Así te lo digo. ¿Sí?
- ¿De fastidiar?
- A ver, cuando estuvo Mario García Valdez ¿viste cómo dejo el municipio?… ¿por qué no lo atiborraste con todo tipo de preguntas?-, refutó con Gallardía.
Viró a su izquierda, como buscando a otro periodista con la esperanza de que le planteara otra interrogante, pero sobre otro tema. Sin nadie a su “rescate”, completó su vuelta para alejarse del grupo de periodistas.
La inquietud no la había despejado y por ende se le insistió. “Regresando lo checo”, prometió en tanto avanzaba.
- ¿Quién es Sánchez Ruiz…es su amiga?
- ¡Claro que no!-, respondió luego de soltar un “¡Ja!, en tono de despreocupación.
Un tanto alterado, a uno o dos pasos de su destino, explicó: “Todos los que son proveedores son licitados y cuando no se licitan… ¿sí?… hay reglamentos… ¿sí?… en el artículo 26, con el que nos dieron tanta guerra los medios, de que por qué les daban las despensas, el artículo 26 te hace el comentario de que todos los que son artículos perecederos los pueden licitar y por medio del consejo ciudadano. Así de sencillo”,
Dijo para enseguida reanudar su andar para ocupar su asiento en la mesa y presidir la sesión, que después de unos minutos se llevó a cabo en privado.