Un anodino y desdibujado Día del Trabajo

Por Antonio González Vázquez

Miguel es maestro desde hace treinta años y siempre ha sido maestro rural; ahora está en una escuela de la Delegación de La Pila. Llegó temprano al centro histórico de la ciudad porque era el Día del Trabajo. Se sumó a la plaza luego de salir de su casa en bicicleta.

En la plaza, se plantó por el lado de Los Bravo y colocó la bicicleta a su lado; desdobló una cartulina y luego la levantó. En ese momento pasaban frente a él los contingentes color turquesa del magisterio oficial, eran los del SNTE.

Los maestros que afirmaban ser los “defensores de la educación pública”, volteaban a mirar al maestro Miguel, cuya pancarta era una efusiva invitación al paro nacional convocado por la CNTE para los días dos y tres de mayo.

Algunos de los del contingente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que más bien parecían ir a un mitin de Nueva Alianza, saludaban a Miguel e incluso le tomaron fotografías, pero eso si, le dijeron que ellos no van al paro.

“Es que tienen miedo, explicó el maestro Miguel, vienen a celebrar el Día del trabajo por costumbre, por el pase de lista, para quedar bien con los de arriba en cada delegación, la verdad es que no celebran nada”, indicó.

Los integrantes de las secciones 26 y 52 del SNTE dejaron atrás las viejas consignas del “salario de profesor también al gobernador” y se alinearon oficiosamente a las consignas de generalidades como esa de que un maestro en  la calle defiende la educación pública.

Lo cierto es que no iban más allá de ser acarreados puesto que en distintos puntos de la plaza los jefes delegacionales del sindicato pasaban lista de presentes.

A mi me dan pena, dijo Miguel, pero que se le va a hacer, antes venían al desfile por lo que escalafón, si venían les echaban la mano para ascender, pero ya ni eso, ahora vienen porque les gusta ser dóciles con los jefes.

Luego, los del Sindicato Independiente del Colegio Bachilleres entraron a la plaza lanzando consignas contra el gobernador Juan Manuel Carreras y mostraron su coraje en una manta en color rojo que llevaban al frente del grupo.

”Quité a mi amigo Amado Vega para poner a mi amiga Marianela Villanueva, atentamente Cándido Ochoa Rojas, diputado federal y próximo senador por el PRI”.

El amplio grupo de trabajadores del COBACH echó en cara al gobierno la mala administración de ese sistema que, para Carreras, solo sirve para colocar a sus cuates.

También los maestros del sistema de Telesecundarias tomaron al gobernador Carreras como puchingbag y le recriminaron el desvío de 400 millones de pesos de las aportaciones de los maestros en el sistema de Pensiones.

“Las pensiones y jubilaciones de los maestros están a dos años de desaparecer porque le valió madre al gobernador y a los dirigentes sindicales”, decía una manta de maestros que protestaba justo a las puertas del Congreso del Estado.

Luego, el contingente de sindicatos federados de la burocracia, se metieron a palacio de gobierno, en primer lugar los de la Secretaría de Salud y los del ISSSTE, los policías se alarmaron, llegaron a creer que habría problemas y de inmediato llamaron a sus jefes.

Cientos de burócratas entraron al patio central y cuando todo mundo esperaría consignas contra el gobierno, lo que surgió de la masa de gente fueron aplausos. Los recibieron funcionarios de tercero sino hasta de quinto nivel y de cualquier modo aplaudieron y le dejaron saludos al gobernador.

A diferencia de ellos, en la plaza, frente a palacio de gobierno, los integrantes del Sindicato Independiente de Trabajadores y Trabajadoras de Gobierno del Estado armaron una especie de cuadrilátero y pusieron ahí a funcionarios.

Con máscaras de cartón del auditor superior del estado, del oficial mayor, del director de pensiones y del jurídico de gobierno, los del SITTGE denunciaron los abusos que éstos cometen en absoluta impunidad.

También el SUTGSE marchó y se limitó a inconformarse porque esta vez, la Oficialía Mayor no les entregó vestimenta nueva para el desfile.

Un Día del Trabajo con manifestaciones  de bajo nivel y mucha simulación, con escasa emotividad y cero agresividad, un Día del Trabajo propio de la rutina y un Día del Trabajo que deja en evidencia el férreo control y manipulación que tienen los líderes sindicales sobre los trabajadores.

Por cierto, el gobernador Carreras no fue a palacio, mejor fue a un salón de fiestas donde con baile y comilona, la CTM celebró a Emilio de Jesús Ramírez Guerrero, perdón quise decir a los trabajadores.

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