Un antojo, más emoción que hambre

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Ciudad de México (22 de febrero de 2016).- El cuerpo tiene muchas maneras de hacernos saber lo que necesita. Tiene su propio idioma y sobre todo, la forma de interpretar es particular de cada quien.

El principal objetivo del cuerpo es estar bien: bien hidratado, bien alimentado, bien descansado, bien desahogado (vejiga y colon vacíos) y bien emocionalmente. Cualquier necesidad nos la va a hacer saber inmediatamente, sin embargo, muchas de las llamadas de atención las ignoramos por distintas razones: falta de tiempo, falta de insumos, protocolos sociales, etc. Estemos o no en un régimen alimenticio para bajar de peso, muchas veces los antojos nos ocupan la mente y nos distraen.

 Un antojo puede significar una necesidad emocional, más que alimenticia. Será necesario empezar a observarnos para poder separar los antojos por causas nutricionales de las emocionales. Por lo general cuando estamos enfermos, tristes, cansados o nos sentimos solos, lo dulce nos llama la atención. Si estamos agotados por las responsabilidades, un helado o una paleta se nos viene a la mente.

 Cuando necesitamos fortaleza interior pensamos en proteínas, mientras que si estamos aburridos, lo salado, agrio o picante se nos antoja. Esto es en general, cada persona puede tener antojos muy específicos para cierta emoción. También podemos tener antojos por costumbre. Si todos los domingos vamos por un helado o todas las mañanas desayunamos fruta, la mente se acostumbrará a pedirlo cuando algo nos recuerde la mañana o la tarde de un domingo.

 En cuanto a los nutrientes, si se nos antoja el chocolate, estamos necesitando magnesio, cromo o complejo B. Los dulces pueden significar sed, magnesio y cromo. El pan significa que buscamos algo que nos dé energía o fibra. En cuanto a los alimentos salados, el cuerpo requiere de agua con electrolitos. Los alimentos fritos se asocian con grasas y calcio.

 Sin embargo, se debe ser consciente que todo antojo que no tiene nada que ver con la comida, ya que pasará aproximadamente después de 10 minutos si nos concentramos en alguna actividad de corto tiempo, en donde podamos iniciar, desarrollar y concluir la tarea propuesta, el antojo normalmente desaparecerá y será más simple poder identificar lo que realmente necesitamos.

 Comer es uno de los grandes placeres que nos brinda la vida, tener antojos es muy natural y cumplirlos es una travesura personal al mismo tiempo que es una excelente forma de identificar lo que realmente está pidiendo nuestro cuerpo. Si entendemos nuestras necesidades fisiológicas, estaremos más tranquilos, relajados y enfocados en nuestra vida personal, social y profesional.

Fuente: Publímetro.
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