Por Leonel Serrato Sánchez
¿Qué tragedia se cierne sobre San Luis que cuando no está en manos de un autócrata lo está de un tibio?, acaso los segundos aún más nocivos, porque son resultado de nuestra “normalidad” democrática, y los primeros la mayoría de las veces del abandono de los deberes que tenemos como sociedad.
No puedo decir que todos aquellos a los que hemos elegido pueden ser catalogados de lo uno, o de lo otro, hay matices, y en todo caso, opiniones distintas, pero en lo que sí debemos estar de acuerdo es en que los tibios han dañado mucho a San Luis, al grado de no reconocernos en poco años.
También puedo afirmar que los que no hemos elegido se han ido bien pronto, avasallados por el poder del Pueblo del que nos sentíamos tremendamente orgullosos, y que hoy parece no hacerse presente.
San Luis Potosí tuvo –y hoy no son menos– severos desacuerdos políticos, los que en opinión de algunos atrasaron a nuestra entidad en relación al resto del país y, sobre todo, en relación con nuestros vecinos. Durante muchos años, tras alcanzar los acuerdos mínimos de convivencia que debimos darnos merced la intromisión central en nuestra vida política en 1991, nos convertimos en una entidad que sirvió de modelo democrático a todo el país, y que a mi juicio es el mayor desarrollo que puede alcanzar una sociedad, porque el logro quedaba resumido a una vida en armonía, con discrepancias, pero todas solucionables.
Cuando los políticos decidieron que el desarrollo se tasaba sólo en el número de empresas afincadas en nuestro territorio, empezaron a desmantelar las instituciones democráticas que nos vimos en medio de gigantescos esfuerzos y costos inconmensurables, porque en opinión de esos desarrollistas sólo los indicadores económicos pueden explicar el bienestar; así perdimos al Consejo Estatal Electoral, así fuimos despojados de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, así tornaron inoperante a la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública, así se convirtió en un semillero de ladrones la Auditoría Superior del Estado, y en mera decoración ejecutiva la Contraloría, precisamente porque todos los espacios de participación social estorban al desarrollismo.
Ignoraron los gobernantes de los últimos veinte años que la participación social es indispensable para la convivencia porque nos convierte en corresponsables de todo cuanto pasa, de todo cuanto se consolida y, obviamente, de todo cuanto se pudre.
Sin la participación política de la gente, San Luis Potosí dejó de ser faro democrático y se convirtió en una residencia de empleados, en un reservorio de mano de obra, en un inmenso dormitorio de trabajadores cansados; dejó de ser nuestra la ciudad, dejaron de ser nuestras las calles, las plazas, los parques y jardines, ya no fueron más nuestros centro comerciales, nuestros restaurantes, antros, bares y clubes, pasaron a ser espacios ajenos en donde pasamos de largo, sin fijarnos en los demás, literalmente sin nada que nos acerque, que nos solidarice, o que nos una.
Las potosinas y potosinos hoy tenemos problemas que consideramos individuales, buscamos soluciones individuales, y nos hemos olvidado por completo del conjunto; San Luis no es más el colectivo que gestionaba, sufría y solucionaba sus problemas en conjunto, y esa está siendo nuestra maldición.
Nuestros gobernantes municipales son señalados como mafiosos, y administran como tugurio a nuestra comuna, pero ese no es problema nuestro, es de otros.
Nuestro gobernante estatal es tibio, pusilánime, apocado y medroso, y se dedica a ser el gerente de una zona industrial en lugar de ser el líder de la sociedad, pero ese no es nuestro problema, es de otros.
Nuestros diputados locales son cómicos de un vodevil, montan un espectáculo al que no asistiríamos ni gratis, pero les pagamos como a los mejores del mundo; son corruptos, flojos, ignorantes, taimados y cínicos, pero lejos de considerarlos nuestro problema, consideramos que es el problema de los demás.
Nuestros representantes federales están ausentes, lejanos, representan poco menos que a sus intereses personales o de partido, pero no creemos que eso sea nuestro problema, sino el de los demás.
Estamos ciertos que la política es una porqueriza, que los que a ella se dedican son ambiciosos vulgares, mendaces y traidores al interés colectivo, pero no tenemos ni idea cuando nos preguntan cuál es el interés público, el interés de todos; de nuestro interés particular podemos dar cátedra, del interés comunitario ni señas.
Por eso no nos sacude cosa alguna –por tremenda que sea– que pase en nuestras calles, en los negocios, empresas, oficinas y consultorios de nuestros vecinos y conciudadanos; si alguien es asaltado o víctima de violencia, damos sentidas gracias a Dios de que no nos pasó a nosotros, o a nuestros hijos, padres, hermanos, sobrinas, esposos, amigas o compañeros… hasta que nos pasa, o les pasa a ellos, y entonces clamamos al cielo, rasgamos nuestras vestiduras y encenizamos nuestras cabelleras, llenos de ira porque no existe la más mínima solidaridad del resto de las potosinas y potosinos.
Dios no endereza jorobados, lo que no hagamos nosotros mismos para nuestro bien, ninguna magia lo hará.
Le pregunto, y contéstese con plena sinceridad… ¿Le duelen algo, poco, mucho o nada, los cientos de asesinatos que han tenido lugar en nuestro San Luis en los últimos meses?, ¿Le causa empatía la pérdida irreparable de la vida de los servidores públicos del Ministerio Público y de las policías que ocurrieron en estos días?, ¿Le mueve algo la violencia mediante la cual son tratadas cientos, miles de mujeres, en San Luis aún con una alerta de género declarada?, ¿Le han arrancado una oración, un pensamiento de amor fraterno, unas lágrimas sinceras, tantas muertes horrendas de mujeres y hombres a manos del crimen?
Puedo apostar a que no; a que Usted lo primero que pensó es que esas personas asesinadas, o esos servidores públicos, “estaban metidos con los malos, por eso les fue como les fue… son los mismos”
En cada asesinato, en cada persona lastimada, en cada patrimonio socavado, Usted y yo agradecemos no haber sido las víctimas, y suspiramos aliviados que fue alguien más; eso lo único seguro que traerá es que Usted y yo seamos los siguientes, porque el baño de sangre continuará mientras falte la unidad de los cientos de miles de personas buenas, frente a los malos, que son unos cuantos.
Temario
- Las fiscalías electoral y anticorrupción, esta semana se resolverán.
- Tendremos una nueva magistrada del Tribunal Electoral de San Luis Potosí, que trágicamente será la misma.
- Tendrá candidato el PRI, y será un panista.
Leonel Serrato Sánchez
unpuebloquieto@gmail.com