María Ruiz
La desaparición y la no localización de personas parecen recordar este Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, aquella edad sombría que ha dejado la huella imborrable de los que también llaman “ausentes”, víctimas de una impunidad rampante y que solo en la búsqueda de su paradero permanece una pregunta latente para aquellos familiares que indagan, cuestionan e insisten: ¿a dónde se los llevaron?
Este 30 de agosto la memoria, el testimonio y la lucha de centenas de familias potosinas hacen visible y palpable el dolor enmudecido que ha dejado un confuso rastro de irreparables ausencias por la violencia que aqueja al país entero.
Tal es el caso de Abril Alejandra Flores Serroque, una joven madre de 22 años de edad que desapareció el 7 de abril de 2021 mientras realizaba un viaje a la ciudad de Celaya, Guanajuato.
Originaria del estado de San Luis Potosí, de familia de comerciantes, la joven Flores Serroque se vio obligada a cambiar de residencia para comenzar un nuevo trabajo y tener un ingreso que le pudiera ayudar a solventar los gastos de su familia, que en medio de la crisis originada por la pandemia del covid-19, para ella se convertiría en algo casi insostenible.
Su madre, Gisela Serroque Ávila, señala que la desaparición de Abril está repleta de inconsistencias en las indagaciones entorno a su denuncia y no solo eso, también remarca la falta de acceso a la justicia para quienes enfrentan precariedad económica, “pues sin dinero se hace de este proceso un camino tortuoso para poder localizar a Abril con vida”.
La joven Flores Serroque se comunicó con su madre por última vez el 7 de abril de 2021, pero no sería hasta el día 15 del mismo mes que su familia esperó –por instrucciones de la Fiscalía General del Estado de Guanajuato– para realizar la denuncia formal por su no localización.
“Las autoridades de allá solo me dicen que si ya me hice a la idea de que mi hija posiblemente no esté con vida. Me duele y me rompe el corazón. Yo no voy a dejar de buscarla hasta que me demuestren que de verdad ya no está, sea con una muestra de ADN, una uña o un resto, sino existen pruebas yo seguiré buscándola”.
Aunado a esto, Gisela Serroque apunta que en San Luis Potosí existe un letargo en los procesos de búsqueda de personas desaparecidas e instó a las autoridades a que realicen su trabajo, focalicen acciones en conjunto con otras ciudades y realicen las diligencias correspondientes para encontrar a mujeres y hombres del estado desaparecidos en otras localidades.
Problemática que se suma a la revictimización constante de las dependencias de justicia, servidores públicos y aún peor, lidiar con la angustia y miedo de no saber más de su hija.
“Hay una niña que la espera, su hija. Ella se fue obligada por las circunstancias. Cada día nos llamaba para saber de su pequeña; cada fin de semana viajaba a San Luis para vernos. Desde el 7 de abril ya no supimos nada de ella y en su último mensaje Abril nos dijo que se encontraba bien. Después ya no se supo nada de ella, su celular dejó de dar línea y sus redes sociales aparecieron inactivas o dadas de baja”.
Actualmente, la búsqueda de Abril sigue activa en el estado de Guanajuato bajo el Protocolo ALBA y es apoyada por diversos colectivos feministas de la ciudad como Mujeres Desaparecidas en Guanajuato. En cuanto a San Luis Potosí, la Fiscalía General del Estado no ha activado una ficha de búsqueda.
Cabe señalar que los datos obtenidos a través del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) exponen que durante 2019, Guanajuato registró 594 personas desaparecidas; en 2020, el número fue de 652; en 2021, sólo se contabilizó a 61 (entre ellas la joven Abril) y hasta el 22 de mayo de 2022 había 17 personas, de las cuales 15 son hombres.
Gisela, como muchas otras madres y otras tantas familias, sigue a la espera de encontrar a su hija desaparecida en una sociedad donde los muertos se imponen entre los vivos.
La esperanza sobrevive y afirma que en medio de la tragedia, las familias buscadoras construyen otras miradas para localizar a sus desaparecidos en medio de una estructura política que se disocia de esta problemática actual.