Por Victoriano Martínez
Tres en Ciudad Valles, cuatro en la General I. Martínez, otros tres en Ébano, dos mujeres en Matehuala… una semana violenta como pocas.
En el conteo de la Fiscalía General del Estado (FGE), son doce las muertes violentas en la semana.
Y hace pública una clasificación con relación a las causas:
- Enfrentamiento entre
- Problemas personales.
- Problemas pandilleriles.
- Actividades propias de la víctima.
- “…y alguno podría estar relacionado con cuestiones de crimen organizado”.
La revelación de esa clasificación de causas estuvo a cargo de Aarón Edmundo Castro Sánchez, vice fiscal general del Estado.
Como si sólo por “alguno” (los tres de Ébano ocurridos en los límites con Veracruz) tuviera que encenderse una alerta porque ahí se usaron armas de alto calibre.
Destaca la posible causa “actividades propias de la víctima” porque abre la expectativa de que más adelante, la FGE publique un catálogo de esas actividades. ¿Acaso una de ellas es pintor muralista y activista?
Si con esa clasificación se intentó dar un mensaje de que la situación no es tan grave, lo cierto es que ampliar la diversidad de causas de la violencia extrema es un indicador de que los riesgos de que cualquiera se convierta en victima son mucho mayores.
Y poco importa que el gobernador Juan Manuel Carreras López salga a decir que se coordina con los otros dos niveles de gobierno o que no habrá cambios en su gabinete de seguridad porque lo único que las hace falta es ponerse a trabajar más.
“Ya no solo es el número de crímenes sino también la brutalidad que marca su particular atrocidad”, advirtió Antonio González Vázquez en su mensual Crónica de Ejecutados número 42.
Un sexenio atroz, con un gabinete de seguridad que sí necesita trabajar más, pero no en tranquilizadoras clasificaciones de los crímenes y mucho menos como cuenta-muertos… porque están para evitarlos, no para contarlos.