Una farsa ciudadana

Antonio González Vázquez

Bajo la consigna de “salvemos la democracia”, la “marea rosa” (supuestamente) movilizó a miles de personas en plazas públicas de todo el país.

Último intento masivo por detener la cuarta transformación.

En el Zócalo de la Ciudad de México, la oradora principal fue la candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz.

En el celebrado en la Plaza Fundadores de la capital potosina, el mensaje estuvo a cargo de Concepción Guadalupe Nava Calvillo, viuda de Sánchez.

En ambos casos, una farsa ciudadana.

Siempre es conveniente recordar ciertas cosas para aclarar el entendimiento.

El priista Horacio Sánchez Unzueta fungió hasta su fallecimiento, como coordinador de los “xóchitlovers”, ente creado desde el Frente Amplio Opositor para impulsar la candidatura presidencial de Gálvez Ruiz.

El ex gobernador priista había caído en el olvido y regresó a la actividad política para organizar a la “sociedad civil” en torno a la candidata del PRIANRD.

Pero el pasado 5 de febrero murió y su tarea pasó a manos de Amado Felipe Vega Robledo, otro priista de escaso relieve que también había desaparecido de la escena política.

En ese grupo conviven diversas organizaciones que, bajo el disfraz ciudadano esconden su simpatía y militancia de manera especial con el PAN y el PRI.

Con el afán de ocultar la evidente carga partidista, las presuntas organizaciones civiles tuvieron la idea de que “Concha Lupe” diera el discurso oficial de la “marea rosa”. Hija del doctor Salvador Nava Martínez, sería la voz moral y políticamente autorizada para convocar a terminar con el “autoritarismo” de la 4T.

Desde el atril, donde lucía un póster de Xóchitl presidenta, arengó en favor de la unidad nacional y apremió a la participación ciudadana “para no regresar al autoritarismo que ostenta el poder”.

Habló la esposa de un ex gobernador y ex dirigente priista, no la hija del más grande luchador civilista de San Luis Potosí.

Pidió “no ser indiferentes” a la propuesta de cambio que ofrece Xóchitl Gálvez, a quien calificó como una mujer “valiente”.

Apoya a una candidata por el PRI, partido que en 1991 cometió fraude electoral contra el doctor Nava, a quién desde el poder, antes persiguió y reprimió y, apoya a una candidata de un partido, como el PAN que en distintos momentos traicionó y abandonó a su padre para negociar posiciones políticas.

Concha Lupe es Xóchitlover, no civilista. Lo de ayer es parte del engaño de la treta ciudadana de los últimos años.

Es de esas personas que dicen ser ciudadanas apartidistas, pero que tienen corazón tricolor o blanquiazul.

Se trata de una “sociedad civil” de raíz conservadora, autodenominada como “marea rosa”, la que antes organizó sendas marchas en 2022 y 2023 en defensa del Instituto Nacional Electoral y la democracia.

Hoy se sabe que la “marea rosa” resultó ser una farsa.

Hace unos días, el diario español El País, divulgó un reportaje a partir de documentos y minutas del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, que confirman que las movilizaciones de la “marea rosa” no fueron espontáneas.

“Estuvimos trabajando con las organizaciones de la sociedad civil horas, horas construyéndolas, negociando”, reconoció Santiago Creel Miranda, actual coordinador de campaña de Gálvez.

Es decir, que la “marea rosa” nunca ha sido un movimiento genuino surgido de la iniciativa de las y los ciudadanos, sino un montaje impulsado por el PAN.

Una marea partidista disfrazada de ciudadana; un membrete encima de los del PRIANRD y de los grupos fácticos aliados.

Se cayeron las máscaras y pese a eso, mantienen la farsa.

Los de ayer fueron mítines partidistas y no actos ciudadanos como pretenden hacer creer quienes viven en el autoengaño.

Hay un contraste necesario: bajo el liderazgo de Salvador Nava Martínez, de quien el sábado se conmemoró el 32 aniversario de su fallecimiento, la ciudadanía salía a las calles y llenaba las plazas públicas sin el tutelaje ni la manipulación de los partidos.

Era una expresión auténtica de potosinas y potosinas que exigían el cambio de un sistema autoritario a uno democrático, anhelaban un gobierno dispuesto a respetar la dignidad de la gente, gobernantes surgidos del pueblo y para el pueblo.

Las movilizaciones ciudadanas de 1958, 1961 y 1991 no se olvidan, porque eran de la gente y por eso, lograron cambiar la historia; la “marea rosa”, es nada frente a eso.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.

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