Una identidad única

Frater Ignatius

Siempre se relaciona el arte con la belleza. Existe una especie de vínculo estético entre la proporción de las formas y las ideas que se conciben para hacer una obra de arte. Pensemos en el  famoso retrato de Leonardo o en las perfectas proporciones de La Alhambra.

Igualmente bella es la identidad de Euler, ya que relaciona de una manera muy bella los cinco números más importantes de las matemáticas: 0, 1, e, i y π.

Π es un número irracional y trascendente. Relaciona la longitud de cualquier circunferencia con su diámetro y está presente en varias de las ecuaciones esenciales de la física. Es un pilar de la geometría en todas sus vertientes.

e (número de Euler). Aparece en muchos procesos naturales y en una infinidad de problemas tanto de la física como de la matemática y también es un número irracional y trascendente. Es un componente necesario para el cálculo, como en el caso de los límites en el interés compuesto. El análisis matemático se sostiene en él.

i (unidad imaginaria). Es la raíz cuadrada de -1, a partir de la cual se construye todo el conjunto de los números complejos (números que se expresan como la suma de un número real y uno imaginario). Un número fundamental en el álgebra avanzada.

1 y 0. Podemos hacer un poco de filosofía en este punto y decir que el uno es el Todo y el 0 la Nada. En esa dialéctica oscilatoria se va construyendo el devenir que es el movimiento  y los acontecimientos. Con ellos se construye todo el lenguaje binario. Y se construye toda la aritmética. Son los elementos neutros de la suma y multiplicación.

La fórmula es e elevada a la i por π +1 =0. Podemos observar la historia de la evolución matemática, concretamente las operaciones aritméticas. Vemos una suma, un producto y una potencia.

Aparentemente los números antes descritos no parecen conectarse de manera directa. Euler descubrió esa conexión y con ello dejó perpleja a toda la comunidad matemática.

El genio radica en conectar conceptos aparentemente dispares y hacerlos estéticamente bellos para quien los contempla. Al mirar la identidad de Euler no queda más que rendirse a una inmensa creatividad y talento.

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