Estela Ambriz Delgado
Habitantes del Barrio de San Miguelito han manifestado su inconformidad por la sustitución del adoquín por concreto que se realizará como parte de las obras que el Gobierno del Estado inició el pasado martes 15 de agosto, por lo que exigen ser tomados en cuenta y se les informen los detalles del proyecto.
Tanto por redes sociales como en el momento del arranque oficial de las obras, vecinos de la zona han expresado su desacuerdo con sustituir el adoquín que data aproximadamente del año 1950 y forma parte de la identidad de los barrios.
Juan Manuel, quien asistió a lo que considera fue un mitin para dar inicio al proyecto de remodelación, destacó que a la mayoría de la gente que se encontraba en el evento no se le reconocía como vecinos, pues quienes habitan la zona no fueron informados de su realización.
“Vino el gobernador con un quórum muy copioso, pero de personas que no reconocí como vecinos, sólo unos pocos nos conocíamos (…). Nosotros vimos cómo llegaron los camiones y estuvieron descargando a la gente”.
Asimismo, indicó que en realidad no presentaron el proyecto, sino que reprodujeron videos de lo que hicieron en el Barrio de Tlaxcala. Se pretende cambiar señalética, luminarias, instalaciones hidráulicas, sanitarias, infraestructura en general y repavimentar con concreto estampado y retirar el adoquín.
Señaló que no hubo ningún espacio de interlocución con los vecinos que querían manifestar sus inquietudes, principalmente sobre el cambio del adoquín, por lo que se acercaron al gobernador Ricardo Gallardo Cardona y recibieron una respuesta hostil.
“Nos acercamos al gobernador para decirle que necesitábamos se nos consultara y que estábamos muy preocupados por el asunto del adoquín, a lo que nos interpelaron bastante hostilmente diciendo que se iba a hacer lo que la gente dijera. Sin embargo, quienes estaban en ese momento defendiendo esa posición no eran vecinos del barrio”.
Juan Manuel, quien vive desde hace más de 14 años en el centro histórico y desde hace nueve en el Barrio de San Miguelito, destacó la importancia de preservar el adoquín por ser parte del patrimonio histórico y de la identidad de sus habitantes, además de diversas ventajas del material, como durabilidad y resistencia, pues se tiene registro de que se encuentra desde 1950.
Indicó que saben de buena fuente que el Gobierno del Estado no tiene permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para la realización de estas obras, por lo que piden al mismo que se manifieste debido a que es injusto que a los ciudadanos se les exija pedir permiso para cualquier cambio en sus casas, mientras que con las autoridades son omisos.
“Cualquier particular que quiere pintar su casa de otro color tiene que tener permiso del INAH, ya no digamos para reformar todo un barrio. No puede ser que haya ese doble rasero para el Gobierno del Estado y para los ciudadanos”.
Respecto al adoquín, explicó que es una piedra especial; una cantera verde llamada “ojo de víbora” que se colocó al menos hace 70 años y ha resistido el paso del tiempo con el tránsito de camiones de carga, autos, y vehículos.
Aunque es cierto se ha hundido y llenado de baches, esto se puede resolver al recompactar la tierra y se vuelve a colocar.
“Se ha hundido porque la compactación no estuvo diseñada para esas cargas, aunado a la pérdida de la humedad del manto freático (…). La pérdida de agua en la ciudad hace que el terreno esponjoso se empiece a desinflar y a hundir, pero esto se resuelve recalzando, recompactando y volviendo a colocar el adoquín a un costo mínimo, comparado con quitarlo, llevárselo, y poner concreto”.
Por otra parte, el ciudadano destacó las afectaciones medio ambientales que traería el cambio del adoquín, principalmente que su permeabilidad ha permitido que el agua de lluvia se filtre hasta llegar al subsuelo.
Explicó que una vez puesta la plancha del concreto ya no filtraría las lluvias como lo hace el adoquín, lo que representará mayores problemas de inundación, debido a que la zona, particularmente cerca del Jardín Colón, es la parte baja de la ciudad y a donde llega el agua que viene desde la sierra, motivo por el que en un inicio se fundó la ciudad de San Luis Potosí.
“Si empezamos a asfaltar el Centro Histórico vamos a tener problemas de inundaciones como el resto de la ciudad, porque el agua que llega se absorbe en buena parte por la captación del terreno, además del aumento de temperatura por el reflejo de la radiación solar en el concreto, lo que no ocurre con el adoquinado”.