Venezuela empieza a cobrar en dólares a turistas extranjeros

 

Caracas, Venezuela (15 de octubre de 2016).- Desde que su gobierno monopolizó el acceso a los dólares en el 2003, el fallecido presidente Hugo Chávez repitió en varias oportunidades que el control de cambios “llegó para quedarse”.

Sin embargo, casi tres lustros después y en medio de una aguda crisis económica, el dólar volvió a ser una moneda de pago, aunque sólo para los escasos turistas extranjeros que llegan al país sudamericano, en un intento del Gobierno por diversificar sus ingresos ante la caída en los precios del crudo, su principal producto de exportación.

En los últimos años, Venezuela se convirtió en un lugar atractivo para los mochileros, que se arriesgaban a llegar al país pese a los altos índices de violencia, seducidos por sus playas y bellezas naturales pero, sobre todo, por el enorme diferencial que lograban al cambiar sus dólares en el mercado negro.

“Lamentablemente, las divisas que deben estar ingresando por turismo se están yendo a los mercados ilegales, se está perdiendo la captación de esos dineros”, dijo José Yapur, presidente de Conseturismo, la principal asociación del país que agrupa a las empresas privadas del sector.

La nueva normativa, sin embargo, permite a los hoteles, agencias de turismo y de viajes cobrar en dólares a los visitantes extranjeros desde hace cinco meses.

Aunque el país, que atraviesa una aguda crisis económica, está urgido de billetes verdes, la medida -aprobada en abril- recién empezó a aplicarse en los últimos días debido a problemas de burocracia y falta de claridad, según operadores turísticos.

“Es un proceso que lleva su tiempo”, defendió Yapur, explicando que, por ahora, sólo un puñado de hoteles cinco estrellas están cobrando en dólares.

Según la norma, los hoteles -de cuatro y cinco estrellas-, los prestadores de servicios de transporte turístico y las tiendas libres de impuestos deben vender el 60 por ciento de los dólares obtenidos al Banco Central a la tasa flotante Dicom, que el lunes cerró en 659 bolívares por unidad.

El restante 40 por ciento pueden quedárselo, pero únicamente para ser invertido en su rubro.

Las agencias de viajes, por su parte, deben vender al ente emisor el 90 por ciento de los dólares recibidos de los turistas extranjeros y sólo pueden quedarse con el restante 10 por ciento, pero sólo para ser gastados en su sector.

Además, el Estado está estudiando la devolución de impuestos a los turistas extranjeros como sucede en otros países, según la normativa.

Turismo en retroceso.

En 2015, Venezuela, cuyos magníficos paisajes han inspirado películas como Avatar y Up, recibió apenas una cuarta parte de los 4 millones de turistas que llegaron a la vecina Colombia, seducidos por la enorme disparidad entre el dólar oficial y el paralelo, que les permitió disfrutar del país a precio de ganga.

Sin embargo, muchos creen que la normativa implementada por el Gobierno socialista de Nicolás Maduro no logrará hacer despegar al turismo y, por el contrario, podría castigarlo más al encarecer los costos para los visitantes foráneos.

“No volvería a Venezuela”, dijo Miguel Laredo, un turista peruano que visitó recientemente el país.

“No sólo porque ahora todo será más caro, sino porque te expones con la inseguridad”, justificó.

Venezuela tiene la mayor extensión de costa caribeña que cualquier otro país, pero los elevados índices de asesinatos, robos y constantes fallas en los servicios básicos han ahuyentado, por años, a los visitantes extranjeros.

En la isla de Margarita, epicentro turístico del país, sólo tres hoteles de primera categoría activaron el mecanismo para cobrar en dólares a sus huéspedes extranjeros.

Y mientras el resto de hoteles espera para poder cobrar en divisas, la otrora ‘perla del Caribe’ ha visto caer su ocupación hotelera con mayor fuerza que cualquier otra región del país.

En agosto, en plena temporada alta, la ocupación en Margarita fue del 43 por ciento, mucho menor a enero, cuando superó el 79 por ciento, según datos de la federación hotelera.

“Ya casi nadie viene”, dijo Patricia Bolívar, una vendedora de 43 años en una tienda de maletas en la isla.

“Hace rato que vienen muy pocos turistas”, afirmó.

 

 

 

 

 

Fuente: Excélsior.
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