Verde que te quiero Verde

Octavio César Mendoza

Las altas temperaturas que se han registrado en el mes de mayo, son reflejo de un malestar global que, en lo local, nos afecta de modo peculiar: le quitamos la piel verde a nuestro territorio, que se está quemando y, con ello, nos está quemando a nosotros.

Decenas de personas han muerto porque las olas de calor no se pueden mitigar colocando planchas de cemento para meter más vehículos, porque permitimos la tala ilegal de zonas boscosas o la explotación minera a cielo abierto, porque la ambición de constructores y empresarios sólo atiende sus ganancias económicas sin admitir que la responsabilidad social ahora tiene el tema ecológico como prioridad, y porque consumimos diariamente millones de toneladas de productos cuyo subproducto derivado es la basura. Contaminación, destrucción e irresponsabilidad por todos lados. Por algo el planeta nos está cobrando la factura.

Recuerdo la Sierra de San Miguelito cubierta de pinos. Recuerdo la Huasteca Potosina cubierta de selvas. E igual recuerdo grandes extensiones de la zona Media y el Altiplano cubiertas de vegetación. La ola de las ganancias económicas llegó junto con el deshollamiento verde del Estado. Todavía hace poco tiempo, para los constructores era más importante “urbanizar” esa Sierra de San Miguelito que permitir que se mantuviera como zona de recarga de los acuíferos. Si fuera por esos personajes, los Parques Tangamanga ya serían zonas residenciales privadas. Y en aquellas selvas, la industria azucarera y ganadera devoró la mitad de la Huasteca Potosina. Igual que la siembra de agave desertificó aún más al Altiplano, y los extensos sembradíos  convirtieron en un horno a la Zona Media. Habrá que pensar en nuevas formas de explotacion económica del suelo para las cuatro regiones del Potosí.

Otros, de cuyo nombre no puedo acordarme, construyen estacionamientos de plazas comerciales que son auténticos comales. Ni un arbolito para mitigar el calor. Y ahí están los fraccionamientos privados donde apenas asoma una palmera porque necesitan menor mantenimiento y consumen menos agua que los ficus que dan más sombra y oxígeno. Mínimo unas jacarandas, ¿no? Entre más cemento y menos árboles, parece ser su lógica, más ganancias económicas. Claro: el dinero no entiende de ética, materia que no se brinda en las escuelas de negocios.

Y ahora, ocurre algo similar con los empresarios de la industria de la transformación que se oponen al cobro de un Impuesto Verde, porque, dicen, lesiona la parte del cuerpo que más les duele: sus ganancias astronómicas individuales a costa de las pérdidas ecológicas sociales. Así, advierten una lluvia pero de amparos contra la medida gubernamental, convocan a foros de discusión donde el resolutivo será el “No vamos a pagar ni madres” y amenazan con trasladar sus empresas a estados donde sí se permita la depredación de los recursos naturales a cambio de empleos mal pagados, con tal de no asumir una responsabilidad social que es clave si queremos seguir pensando en el futuro: la ecología y el medio ambiente.

Esos empresarios y aquellos constructores no aceptan que las ganancias de capital no son infinitas, y que la producción de riqueza a costa de la destrucción del entorno, no es el mejor negocio para la siguiente generación. En su loca carrera por incrementar las utilidades, se llevan entre las patas a quienes sólo ven las pérdidas: los ciudadanos que no tienen ni para comprar un ventilador chino.

Y hablando de carreras, la del Ceepac de este domingo estuvo nutrida de personajes en campaña, pero Enrique Galindo demostró que se encuentra en pésima condición física, y el “Polisía” necesitó tomar aire a pocos metros de haber arrancado, y dio por terminada su participación. Su equipo de trabajo se tuvo que retirar con toda la parafernalia del evento, y buscó borrar la evidencia de tan bochornoso incidente.

Mientras tanto, Sonia Mendoza demostró que está en excelente condición física, pues terminó la carrera de 5 kilómetros junto con su equipo de trabajo, rebasó a Galindo como ya lo hizo en las encuestas, y obtuvo su medalla. Hasta Sebastián Pérez, candidato de Movimiento Ciudadano, se acercó a felicitarla. Ay, con estos “güeritos” que no creen en la gente morena.

Ya entrada en ritmo, Sonia se fue a tomar un agua de coco en un mercado, y se aventó unas sesiones de cu-cu-cumbias a pleno rayo de sol. Enrique, por su parte, ha mostrado preocupantes signos de deterioro en materia de salud. Se le ve cansado, irritable, ahora sí que todo le molesta, hasta el sol, y por eso procura sólo los eventos cerrados, con gente acostumbrada al aire acondicionado. En el colmo de la lambisconería y el clasismo, sus asesores le han hecho sentir que uno de sus atributos es su tono de piel. Galindo es “whitexican” y Mendoza es morena. Vaya estrategias. Lo mejor que pueden hacer por él es llevarlo a que se realice un chequeo médico general, porque si no aguantó correr un centenar de metros, mucho menos va a poder lidiar con las responsabilidades de gobernar para los que no habitamos las zonas “fifí” de la capital; a menos que siga navegando las aguas del presupuesto con técnica de palmípedo.

En ese sentido y por todo lo anterior, necesitamos que la capital potosina y todo el estado recupere su esplendor natural. “Verde que te quiero Verde”, dijo el poeta, y lo secundó Ruth González, que también rebasó a todos sus adversarios en la carrera por el Senado de la República; tal como rebasa Ricardo Gallardo Cardona a todos los mandatarios potosinos en su mejor momento, a mitad de su administración, en el tema de la aprobación popular. Por algo va por todas las canicas y trae bien puesta la camiseta del compromiso ecológico, y va a rescatar el Parque de Morales como no lo hizo el Ahum-tamiento (onomatopeya de bostezo) de la Capital del Sí, que Sí lo dejó morir durante tres años.

70 por ciento de los potosinos aprueba su gestión, señor gobernador. Setenta por ciento. Siete de cada diez. Una verdadera locura. Jamás en la historia de San Luis Potosí hubo un Gobernador al que tanta gente viera con tanto respeto, y eso se debe a que sabe leer las emociones y entender las necesidades de la gente. Y ahí, detrás de ese resultado, está la mano de quien ha mantenido la Gobernabilidad del Estado, aunque sus pocos pero encorajinados mal querientes de los medios lo quieran confrontar con su jefe, movidos por envidia de la mala. Si alguien se ha ocupado de que el proyecto de Ricardo Gallardo Cardona se cristalice es J. Guadalupe Torres Sánchez, secretario general de Gobierno. Su autoridad es, diría el contador, física y moral.

Igual que Gerardo Zapata, quien ha hecho una gran labor de comunicación para hacer sentir el valor de la Obra Pública y Social del Gobierno, Guadalupe Torres es escudo del pollo, que se puede mover por todo el estado sin recibir otra cosa que muestras de afecto, agradecimiento y admiración de la gente. Todo esto es lo que da votos a los proyectos políticos, y los vuelven electoralmente rentables a largo plazo.

Viéndolo desde ese ángulo, por historia y por necesidad, San Luis Potosí se volverá a iluminar de Verde en el mapa del territorio nacional. Una vez que pasen las olas de calor que están arrasando con vidas humanas, animales y vegetales, todos nos debemos poner a sembrar árboles y cuidarlos para recuperar ese verdor de la patria chica. Y a la par del Impuesto Verde, sugiero detener vehículos automotores cuyo funcionamiento genere contaminación evidente, obligar a los constructores a generar áreas verdes abundantes en sus proyectos residenciales y comerciales, obligar a los industriales a construir sus propias plantas de tratamiento de aguas residuales, sustituir con infraestructura fotovoltaica el suministro de electricidad en edificios gubernamentales, establecer fuentes de energía renovable aprovechando la enjundia solar, y construir más presas que funcionen en su momento como hidroeléctricas. La más urgente de las necesidades, es la de tomar consciencia de que el cambio climático nos alcanzó, y que sólo asumiendo una Responsabilidad Social real lograremos frenar un poco el impacto de nuestra evolución auto destructiva. Tenemos que dejar la mentalidad priísta de que se puede arrasar con todo porque al fin y al cabo México no se va a acabar nunca, y cambiarla por una mentalidad Verde de conservación y recuperación de nuestro Patrimonio Ecológico-Ambiental.

Si, por ejemplo, Enroque Galindo hubiera pensado en un Plan de Gobierno eficiente para evitar llegar a la crisis del agua hace tres años, si hubiese entendido que lo que hay es una mala gestión del recurso vital, si al menos alguien le hubiera dicho que los temas del agua y la seguridad serían su talón de Aquiles (igual por eso no puede correr) no estaría diseñando un Plan de Gobierno a 30 años, luego de tres años de fracasos. Aquí también hay que tomar conciencia social, por si alguno de mis lectores piensa votar por este hombre que no termina sus carreras.

Al paso de tortuga que ha ido su gobierno, mediano, “soflty” como la música que trae por dentro, necesitará diez reelecciones para lograr sus objetivos. No creo que San Luis Potosí aguante tanto tienpo la sed de agua y de seguridad, o se quiera quedar con el que no supo resolver.

Sonia Mendoza ya lo rebasó en las encuestas después de haber “construido” una pírrica “ventaja” de tres puntos en tres años de gobierno municipal; tal como lo rebasó en la Carrera por la Democracia del Ceepac. Al cierre, a menos que ocurra una clásica caída del sistema al estilo priísta, la ventaja de Sonia se hará patente en las urnas. Ya se dio el cruce que el candidato del PRI temía. Verde que te temo Verde.

Por cierto, que alguien le recuerde a los panistas que están apoyando al candidato priísta, que fue éste quien sacó de las estructuras del Ayuntamiento a los militantes y simpatizantes del PAN, para dejar a los tránsfugas de la Herencia Maldita. Un poco de vergüenza y amor propio no les caería mal a los panistas que sí creen en su ideología. Sin sus 80 mil votos duros, la “fuerza” del PRI en la capital se reduce a 20 mil votos. Entonces, ¿quién manda?

“Verde que te quiero Verde” -canta el poeta, y a San Luis Potosí le espera un destino Verde. Vamos a poner manos a la tierra. Y para inspirarnos, aquí les dejo un enlace con la obra monumental de Federico García Lorca.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.

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