Villar Rubio, el rector enemigo del rector

Por Victoriano Martínez

Si Manuel Fermín Villar Rubio, rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), estuviera al frente del manejo de la contingencia por el coronavirus Covid19, seguramente sólo conoceríamos un dato sobre el avance del mal: dos defunciones.

Quien preguntara por el lugar donde ocurrieron las defunciones o la edad de las víctimas y cualquier otra circunstancia relacionada con esos casos se enfrentaría a uno de los argumentos favoritos de la UASLP de Villar Rubio para evadir la difusión de información pública: no se puede dar esa información en razón de tratarse de datos personales.

Al menos eso indica el hecho de que se niegue a hacer públicos en qué escuelas y/o facultades, los números de expedientes de investigación y demás datos sobre los tres casos de personal docente cesado por acosar a sus alumnas en el último año, a pesar de no tratarse de información que haga identificables a los sancionados, como condiciona la Ley.

Como es difícil creer que no entiende el alcance real de la protección de datos personales, lo que queda es la sospecha de una vocación por la opacidad que va más allá de no reconocer un derecho, sino que lo hace para esconder acciones que las propias maniobras de ocultamiento resultan un indicador de que en el fondo está consciente de que no son correctas.

Cual político evasivo de responsabilidades, opta por la maniobra de tratar de descalificar cualquier señalamiento con el argumento que, si los servidores públicos usan la etiqueta de la politización, el rector recurre a promover la versión de que se trata de “falsos rumores que a través de artimañas y argucias difunden entes externos” para afectarlo.

Existan o no esos malévolos “entes externos” es una cuestión que deberá aclarar la propia rumorología pro Villar Rubio, porque los casos presentados en los últimos años –no en la coyuntura de cambio de rector– por Astrolabio Diario Digital, se fundan en la documentación disponible hasta donde la opacidad de la Rectoría deja ver.

Insistimos: Si no quieres que se sepa, no lo hagas. Un proverbio árabe que deja muy claro que si se hacen cosas indebidas a sabiendas de que lo son y por ello se trata de evitar que se conozcan, no hay enemigos que sean “entes externos”, quien incurre en tal actitud –como lo ha hecho Villar Rubio– es su propio enemigo.

Se trata de una de las bondades del derecho de acceso a la información pública como política de transparencia: un instrumento ante el que los servidores públicos deben evitar actos no sólo que los avergüencen sino por los que deberían ser sancionados, y para que la población pueda vigilar a detalle su desempeño.

Parece algo muy simple, pero está claro que las tentaciones del poder –en prácticamente toda la administración pública– actúan de tal manera en los personajes encumbrados, que –lamentablemente– exigen una mayor vigilancia ciudadana.

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