Mariana de Pablos
Al pensar en el Xantolo inmediatamente vienen a la mente los colores, la música y las máscaras. Personajes diversos —diablos, ancianos, calacas— que con pies ágiles se mueven al compás del violín y la guitarra. Sin embargo, no todo es fiesta y danzas. El Xantolo es, antes que nada, la celebración en las comunidades, en los hogares, por la visita de los antepasados que en estas fechas cruzan el umbral que separa el mundo de los muertos del de los vivos para recordarnos nuestra historia y raíces.
Desde el 27 de octubre y hasta el 2 de noviembre se llevan a cabo en San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez —así como en el estado de Zacatecas— una serie de teatrales eventos con motivo de la celebración del Xantolo. Es entre espléndidas comparsas, máscaras gigantes y mojigangas que en estos municipios se celebra esta importante tradición.
No obstante, para que ese compartir de los ritos y cosmovisión de las comunidades indígenas pueda ser valorado en su justa dimensión es necesario rescatar los significados profundos que envuelven a esta tradición, así lo expresó el maestro en Antropología Social y delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Hugo Cotonieto Santeliz, quien señaló que más allá de las grandes comparsas y grupos que salen a danzar y recorren las comunidades, el Xantolo es una celebración muy significativa a nivel doméstico.
Se trata de una de las fechas más importantes para los pueblos de la Huasteca. El Xantolo, entendido como una tradición de una comunidad que genera identidad y es parte del patrimonio que se ha heredado de generación en generación, va más allá de las fiestas y los bailes. Es una celebración, como indicó el maestro Cotonieto, cuyos preparativos inician en la mayoría de los hogares hasta con un año de anticipación.
“Hay muchísimo trabajo, mucha organización detrás para llegar a este punto culminante que es la colocación del altar”.
El altar, además, es también muy significativo, porque como contó el maestro Hugo, “es un acto familiar: se convoca a los papás, a los abuelos, a los hijos, a los nietos, y entre todos lo arman y fabrican este maravilloso arco que casi todas las casas tienen frente al altar”. Hecho de ramas y flores, representa el umbral que van a cruzar los difuntos para ser recibidos en la tierra de los vivos.
“Es decir, en verdad hay una intención familiar y comunitaria para dedicársela a los difuntos”.
Inclusive en muchas de las comunidades indígenas estas fechas son de no salir a ningún lado ni hacer alguna actividad que distraiga del punto central de la celebración: la llegada y el recibimiento de los muertos y los ancestros.
Es precisamente en esta idea del retorno de los ancestros que reside un punto elemental del significado que los pueblos indígenas conceden a esta tradición, pues desde esta visión —a diferencia de la idea predominante en la cultura mexicana— “se trasciende lo meramente individual, de la memoria que tenemos en el registro, es decir, de los abuelos y bisabuelos, y se habla de una cuestión más colectiva, más de la comunidad, de una memoria compartida”.
Además, la llegada de los propios ancestros “es una cuestión de mucho respeto”.
En este sentido, y con todo lo anterior en mente es que se vuelve posible percibir los puentes que distancian el verdadero valor y significado histórico del Xantolo de las celebraciones que en estos días inundan las calles de la capital.
Sobre este último punto, el maestro Cotonieto explicó que las instituciones tienen la responsabilidad de no representar estas culturas, “porque eso hacemos, le damos una forma, pero lo ideal, yo creo, es tratar de ser lo más fiel posible a lo que realmente es”.
Aclaró que propuestas como la de “Xantolo en tu ciudad” pueden ser algo positivo para que la gente aprecie y respete estas tradiciones, lo cual se puede lograr siempre y cuando se rescaten y socialicen estos significados profundos que envuelven a la tradición.
Además de que se ponga en práctica un ejercicio de “clarificar a qué corresponde lo que estamos viendo. Decirle a la gente ‘esto es de la Huasteca y eso es por que se ve padre’. Dejar en claro que eso no es Xantolo, que es una reinvención o una interpretación de lo que es”.
Esto último es importante, pues “impide que nos quedemos con una dimensión folklorizada o exotizada que nos da una imagen distorsionada de lo que es realmente esta celebración”.
Finalmente, el maestro Hugo Cotoniento hizo énfasis en la importancia de atender las necesidades y los obstáculos a los que se enfrentan los pueblos indígenas, no solo para poder darle continuidad a muchas de sus prácticas, sino también para subsistir, debido a que se enfrentan a una serie de amenazas por distintos frentes como lo son las condiciones de seguridad, económicas y ambientales.
“Sería muy bueno detenerse en las condiciones de vida que tienen las comunidades para no romantizarlo tampoco. No decir ‘qué bonito que sigan persistiendo estas tradiciones’, pues sí, pero también que tengan condiciones de vida para que estas y otras actividades de su vida cotidiana puedan desarrollarlas. Hay una gran deuda histórica con los pueblos indígenas y ojalá que no solo haya una atención temporal de parte de las instancias que las convocan, sino que haya una correspondencia más continua, permanente, atendiendo a todas estas cuestiones”, concluyó.