Y ahora, la UASLP a prueba

Por Victoriano Martínez

Si se suele considerar que la Universidad es reflejo de la sociedad y, a decir del desaparecido filósofo mexicano Leopoldo Zea, “tendría que ser expresión de la sociedad en la creación de un futuro común a los diversos miembros que la forman”, la situación que vive el estado y la relación entre autoridades universitarias y civiles hoy ponen a prueba a la UASLP.

A pocos meses de cumplir el primer centenario como Universidad Autónoma de San Luis Potosí, enfrenta embates desde el Poder Ejecutivo Estatal que en otros tiempos ya habrían provocado fuertes reacciones por considerarlos atentados a su autonomía por la vía de limitar sus recursos o por pasar por encima del derecho de protección de datos personales de sus estudiantes.

Por si eso fuera poco, la desaparición de Yezenia Cervantes Rodríguez, estudiante del tercer semestre en la Facultad de Derecho, el pasado 3 de octubre, reabre el expediente sobre la violencia que viven los universitarios y las deficiencias en cuanto a la seguridad que proporcionan las autoridades en el entorno de sus campus.

No resulta del todo preciso señalar que el gobierno de Ricardo Gallardo Cardona le adeuda 134 millones de pesos a la UASLP, aunque en sentido estricto así sea. Lo cierto es que el mandatario ha retenido de manera irregular recursos que no le pertenecen al gobierno estatal y por los que sólo es intermediario entre la Federación y la UASLP.

No sólo los ha retenido de manera irregular, sino que ha recurrido a expresiones con exceso de intervencionismo ante un organismo autónomo como la UASLP al prácticamente calificarla como “casa de desobligados” y pedir que no reciclar “personajes oscuros” y que más bien se nutran de buen personal y que no se malversen recursos, sin señalar nombres ni casos de malversaciones.

La Federación le ha enviado a la UASLP a través del gobierno estatal 301 millones 739 mil 467 pesos, pero éste sólo le ha entregado a la Universidad 173 millones 793 mil 704.50 pesos. Sólo en enero le entregó hasta de más, pero los siguientes ocho meses las ministraciones las entregó ordeñadas.

¿En qué ha gastado los 134 millones 1 mil 39.50 pesos que recibió y no entregó a la UASLP? Si los gastó en otra cosa, se trata de desvío de recursos públicos. ¿O acaso se encuentran en cuentas bancarias para hacerlos sudar y entregarlos de último momento, como denunció que ocurría con el fondo para el rescate de edificios?

Por cierto, el tema de la desaparición de ese fondo lo mencionó Gallardo Cardona por la situación del edificio de la Facultad de Ciencias de la UASLP. Es decir, por mucho que diga el gobernador que hay buena relación con la UASLP y la ha apoyado hasta con préstamos, no sólo le regatea sus recursos, sino que no atiende urgencias de alto riesgo para trabajadores y estudiantes.

No es de extrañar la poca preocupación por la seguridad de los trabajadores y estudiantes universitarios si también quedó el antecedente de intentar avasallar el derecho a la protección de los datos personales de los universitarios para poner en marcha la entrega de tarjetas de apoyo con transporte público a los estudiantes.

Un capítulo en el que son la máxima autoridad de la UASLP se consideró que “nos está estorbando mucho la actitud del rector” y cual si se tratara de un empleado, y no el titular de un organismo autónomo, Gallardo Cardona expresó un “yo le llamo” que eliminaría el estorbo. Entonces el rector Alejandro Zermeño defendió el derecho de los universitarios para no incurrir en una ilegalidad.

Dos desencuentros que lesionan la autonomía de la UASLP a los que ahora se abre la oportunidad para que la Universidad como “expresión de la sociedad en la creación de un futuro común” contribuya para modificar la actitud revictimizante de las corporaciones de seguridad contra la familia de mujeres desaparecidas.

¿Qué diferencia hay entre que a los familiares de Chuyita Rodríguez Rodríguez, de Villa de Arista, les dijeron que “se fue con el novio” y que ahora con el caso de Yezenia Cervantes Rodríguez se le informe a sus familiares que “se fue con una persona al parecer sin violencia”?

El segundo caso prácticamente acredita la actitud como algo institucional. Ya sólo falta que lo tomen como un caso modelo para revivir la propuesta de Gallardo Cardona para sancionar a quienes incurran en “desaparición voluntaria”.

Aunque se ha mencionado que la familia recibió una llamada presuntamente de la pareja de Yazenia, el padre no reconoció la voz del novio de su hija, y hasta anoche consideraron, según han publicado en la cuenta de Facebook de Lu de Torres, que aún se encuentra desaparecida. La movilización universitaria aún mantiene su razón de ser, hasta en tanto Yezenia no aparezca.

La reacción de las autoridades universitarias ante las actitudes contra su autonomía y la que tenga la comunidad universitaria ante el caso de la desaparición de Yezenia, cuya resolución se encuentra en curso, necesariamente mostrarán los alcances de la institución como generadora de un futuro común para la sociedad potosina promisorio o decadente.

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