El Catalejo es el resultado de las mentes desorientadas de los reporterillos de Astrolabio Diario Digital
Si el Sistema Estatal Anticorrupción nació muerto no es sólo porque los corruptos parteros ejecutivos, legislativos y judiciales, incluido el retorno de los especímenes de la ecuación corrupta, así se lo hayan propuesto y se hayan salido con la suya. No. Era de ingenuos pensar que los corruptos le darían vida a un sistema que los combatiría. El mayor interés en el sistema debió estar de parte de la ciudadanía, que tuvo una gran explosión de indignación cuando Enrique Flores Flores, hoy en el ostracismo impune que acostumbran, reveló las corruptelas propias y de sus compañeros diputados. Una explosión que espantó a la clase política que, tras salir del susto, le apostó a lo de siempre: el paso del tiempo sin consecuencias que desmotiva y cansa a una sociedad apática para la que las explosiones de indignación terminan en las válvulas de escape en que se han convertido las mesas de café y el acto de despotricar en redes sociales. Con el nombramiento de Jorge Vera Noyola como Fiscal Anticorrupción, Juan Manuel Carreras coronó su máximo acto de simulación en hacerle creer que se atacara la corrupción a una sociedad que –sin creérsela– sólo se limita a manifestaciones catárticas sin mayor movilización que pasear las yemas de los dedos por la pantalla de un celular o hablar mientras se saborea un café. Claro, la corrupción seguirá rampante con su creciente cinismo, pero parece que vivimos en una sociedad que la necesita para tener de qué hablar, poder quejarse y sentirse un inconforme; pero sin creer necesario protestar ante quien se tiene que protestar para que las cosas se corrijan. ¿Habrá que protestar por la falta de protestas?
La imparcialidad y transparencia distintivos de su Fiscalía: Vera Noyola
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