Octavio César Mendoza
A la par de iniciar con nuevos propósitos el año 2024, los potosinos (y los mexicanos) arrancamos el año chino del dragón con un proceso electoral que definirá si el país continúa por la senda de la transformación, o se desvía hacia la brecha del conservadurismo.
Como lo que nos interesa es nuestro bienestar presente (y futuro) hemos visto que ya empezaron a sonar tambores de guerra para convocar a los ejércitos partidistas de diversos colores y, desde cada trinchera, comienzan a asomar las cabezas de los aspirantes.
Potosí es un vocablo quechua que significa “Explosión”. “¡Potocsí!”, gritaban los antiguos pobladores del Cerro Rico (rebautizado como “Potosí” por su “Riqueza extraordinaria”, como lo redefinió la RAE) cuando explotaba la pólvora para extraer los metales preciosos.
A eso le aunamos el nombre de Luis IX de Francia, Ludovico Nono, quien nació en un homófono Poissy, y cuya fiesta se celebra el 25 de agosto, que es el día en que Túnez lo vio morir siendo Rey de Francia desde 1226 hasta 1270, y fue rebautizado como San Luis Rey.
Si “Nomen est omen”, entonces nos tocó por suerte nacer en un territorio de vastas riquezas naturales, ser un pueblo altamente fervoroso, pero explosivo, y, por ende, vivir de acuerdo a nuestra belicosa herencia huachichil hoy redefinida como “Potosinidad”.
Eso de cambiarse de acera para evitar saludar a un conocido también se nos da en política, y ha dado inicio a la época de saltos cuánticos en cuanto a ideologías y compromisos políticos firmados previamente. No es extraño: las traiciones son costumbre de los políticos.
Uno de esos compromisos fue el que firmaron los Partidos Políticos en el Palacio de Gobierno y que hoy, en la sesión inicial del CEEPAC del 2024 pretenden romper, para causar escándalo. Una brutal rasgadura de vestiduras de la herencia maldita. No dejan sus formas.
¿Cuál es su queja? Que 100 millones de pesos es muy poco para llevar a cabo el proceso electoral en San Luis Potosí. ¡100 millones de pesos! Y como la sociedad los va a sepultar bajo toneladas de votos en su contra, ya quieren reventar el proceso.
Escucho a la panista Lidia Argüello llamar a la quema de brujas. Qué incoherencia: está más indignada que cuando su adversario era el PRI. Claro: en ese tiempo se era oposición, pero con presupuesto, con “concerta-ceciones” y acuerdos de manita sudada debajo de la mesa.
Ahora es diferente, y si de algo ha servido que se firmara un Acuerdo, era también para saber quién iba a negarlo primero. Y sí, es el PRIAN (el PRD funge como testigo). Y decir PRI y decir PAN, es decir que son los partidos que generaron un gran daño al país.
El gasto desmedido que alimentó a ambos partidos políticos los convirtió en “la dictadura perfecta” que duró de los años de Plutarco Elías Calles a los de Felipe Calderón. Y ahí sí, la disidencia era castigada con peores cosas que una crítica periodística, como esta.
Si para el PRI y el PAN, e incluso el CEEPAC, cien millones de pesos son insuficientes para garantizar la legitimidad de la elección de 27 diputados y 58 alcaldes, es que simplemente, como decía Fidel Briano, son burócratas gargantones que no tienen llenadera.
La de hoy fue una sesión más al estilo del viejo oeste, donde el eslogan del PRIAN debería ser “¡Arriba las manos!”. Es lamentable que no pierdan sus antiguas formas de hacer política, y con eso demuestran, hoy más que nunca, que no merecen regresar al poder.
Ahora va mi grito: ¡Viva este Potosí libre del PRIAN!
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.