¿Y las cuentas claras?

Óscar G. Chávez

Los potosinos continuamos sin tener noticia de los recursos públicos que hasta el día de hoy se han erogado en ésta y las anteriores ediciones de la Feria nacional potosina (Fenapo) realizadas durante el gobierno de Ricardo Gallardo. De los excesivos gastos, que sabemos los hay (no sólo por evidente sino porque además se han documentado), lo mismo se desvinculan el patronato de la Fenapo que la instancia fiscalizadora del estado.

La falta de transparencia en este evento, que siempre fue de los potosinos y ahora (se sospecha pero) no se sabe de quién es, va más allá de simple reserva de información, parece más bien que a mediante esta secrecía se buscara proteger al único beneficiado de todos los negocios grandes que ocurren al interior de la Feria. Todos, aunque nadie lo dice, saben de quién se trata.

En estos últimos años, tres, la Feria es un ejemplo de lo que ocurre dentro de la administración pública, y de la misma manera nos ejemplifica y demuestra cómo nadie por regla y contados por excepción cuestionan o solicitan transparencia en el rendimiento de cuentas referentes al manejo de los recursos públicos.

Dentro del mismo contexto de la festividad nunca es más oportuno el preguntar ¿por qué es la única empresa realizada por el estado que no enfrenta ninguna problemática económica?, al menos hasta ahora no se ha sabido de algún representante de artistas que acusen a la propia Fenapo o a su patronato de incumplimiento de contrato. La respuesta es obvia.

Al margen de lo anterior, si observamos con detenimiento el proceso previo a la planeación e inicio de la Feria, nos daremos cuenta que es ésta la que a partir de los meses de mayo y junio se convierte en la agenda rectora en la relación entre el gobernador y los medios de comunicación. Pareciera que resulta de mayor trascendencia el averiguar los artistas que en ella participarán que el estado de las finanzas o hechos de gobierno estatales.

Queda claro que el cantante Luis Miguel, no vino a la Feria ni vendrá en lo que queda del año, con todo y las patéticas mentiras del gobernador y la aceptación sus corifeos; pero es más claro, todavía, que en los meses restantes al año y los comprendidos antes del mes de mayo, al que el gobernador decide se cambiará la feria, para medios de comunicación y potosinos, será mucho más importante saber si se verá brillar al Sol, que si el organismo abastecedor de agua para la capital potosina y los municipios conurbados, continuará funcionando.

No hay pruebas pero tampoco se duda en que el hecho en Feria se cambia a mayo es una nueva  estrategia para disminuir no sólo el rendimiento de cuentas sino también el panorama que guarda el estado. Nadie, por cierto, salvo el elogioso servilismo del alcalde opinan ni preguntan ya por la controversial arena que semejanza de circo romano se iba a convertir desde el año pasado en sello distintivo de esta administración estatal. ¿Y qué fue del congreso nacional charro que en origen fue pretexto para decidir construirla?

El tiempo que se ha invertido en ella, al igual que en otras obras que no sólo se mantienen inconclusas sino también parcialmente detenidas (por ejemplo San Miguelito) es una muestra de que los dineros públicos la administración estatal se los está acabando y de pasada utilizando en los artistas que se traen a la feria potosina del derroche. Pero mientras esto mantenga entretenidos a los potosinos, bien vale la pena.     

¿Por qué mayo?, ¿será que es el mes anterior a junio?   

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

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