Alejandro Rubín de Celis
Para la clase política, los medios informativos y la opinión pública resultó sorpresivo el anuncio de Ricardo Gallardo Juárez en el sentido de que es posible que renuncie a buscar la reelección como alcalde de San Luis Potosí, debido a los ataques que ha recibido en las últimas semanas ─de “gente sin quehacer”─ que adjudica a un grupo político ─que no identifica─ y que supuestamente busca el poder y que desde ahora se ve derrotado.
Y vaya que le ha llovido al alcalde pero con plena justificación pues se ha hecho público que tiene cuentas pendientes con la Auditoría Superior de la Federación por 440 millones de pesos que no ha podido solventar; está pendiente el informe de un despacho externo al Congreso del Estado que podría revelar irregularidades en el procedimiento seguido por auditores estatales en la revisión de la Cuenta Pública 2016 del Ayuntamiento de la capital ─que increíblemente salió sin observaciones financieras─ y derivar en que se reponga el proceso, lo que podría sacar a la luz anomalías en el manejo de la hacienda pública.
Por órdenes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) está en curso la reposición del procedimiento sancionador impuesto por el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC) a Gallardo Juárez por promoción personalizada con recursos públicos que denunció el Partido Acción Nacional ante el organismo electoral; y el Frente Ciudadano Anticorrupción (FCA) ha presentado dos demandas en su contra, una por la sospechosa compra de medicamentos a Sandra Sánchez Ruiz por más de 66 millones de pesos, y otra por presunto enriquecimiento ilícito expresado en sus propiedades inmobiliarias, que fueron reveladas en sendos reportajes publicados por Astrolabio Diario Digital y el semanario Proceso.
Pero no es descabellado pensar que el también empresario renuncie a ser candidato nuevamente a la alcaldía y que mejor busque una diputación federal que le daría el fuero que seguramente está deseoso de obtener para evitar que más adelante lo alcance la justicia. La coalición PAN-PRD-MC tiene hasta el próximo 18 de marzo para registrar a sus candidatos a diputados federales, tanto de mayoría relativa como de representación proporcional, lo que le permitiría hacer algún movimiento en sus listas de aspirantes para garantizarle un lugar a Gallardo Juárez en la Cámara de Diputados ─ya lo hizo al dejar a Ricardo Gallardo Cardona como candidato al Senado, en una operación política que resultó vergonzante y deshonrosa para el panismo potosino─.
La eventual dimisión de Gallardo para reelegirse como alcalde cambiaría radicalmente la correlación de fuerzas en la capital del estado. La influencia electoral que ha alcanzado en amplias franjas de la población, sobre todo de escasos recursos, con la realización de algunas obras en su administración y la entrega de despensas, agua, tortillas a bajo costo y toda clase de dádivas y apoyos a personas vulnerables, es innegable.
Si en 2015 Gallardo obtuvo 131 mil 500 votos en la elección municipal ─esa fue la cifra oficial registrada por el CEEPAC─, ahora podría obtener varias decenas de miles más por la forma populista como se ha granjeado a una parte importante del electorado en los últimos dos años y medio, y sería muy difícil que alguno de sus contendientes lo pudiera superar.
Ahora bien, ¿qué podría pasar si Gallardo Juárez no participa en la contienda municipal? De entrada otros aspirantes tendrían más posibilidades de ganar la elección. A la vista están Xavier Nava Palacios, virtual candidato de la coalición PAN-PRD-MC; y Leonel Serrato Sánchez, virtual abanderado de la alianza Morena-PT-PES, dos políticos potosinos surgidos del Movimiento Navista que seguramente entrarían en una cerrada contienda por la alcaldía de San Luis Potosí y cuyo triunfo dependería del poder de convocatoria de cada uno y de sus estrategias de campaña para sumar votos.
El PRI sabe de antemano que la tienen perdida y por eso ninguno de sus cuadros o dirigentes de trayectoria participaron para postularse. Apenas hace unos días la diputada suplente, Cecilia González Gordoa rindió protesta como candidata de ese partido a la alcaldía de la capital ¡sin que todavía le hubiesen hecho una invitación oficial!.
¿Quién podría ir por el PRD? ─que irá sólo en la capital y no en coalición con PAN y MC como en otros municipios─, ¿el dirigente estatal de ese partido, José Luis Fernández (aunque ya está apuntado para una diputación)?, ¿la diputada federal, Erika Briones?, ¿El delegado de Villa de Pozos, Edgar Murguía? Ninguno de ellos o cualquier otro dirigente o militante perredista tiene el peso político que ha alcanzado Ricardo Gallardo Juárez, pero sí tienen grupo político ─nada menos que el propio Gallardismo─, estructura y recursos para la compra masiva de votos.
Si este escenario se presenta es probable que la contienda sea más cerrada entre los candidatos de Morena, el PAN y el PRD, que si contiende Gallardo, a quien difícilmente alguien podría vencer.